Por José Luis Castillejos
Hoy vi a Fred, tras las rejas con la misma camiseta de manga corta, color café con que fue ingresado, en la víspera, en el Centro de Reinserción Social para Sentenciados número 4. No llevaba sus transparentes lentes graduados, de patillas color gris, con motivos rojos. La sonrisa se escapó de su rostro.
Frío, de mirada evasiva, a rato con expresiones cínicas escuchó la lectura del testimonio de los testigos y que consta en el expediente, de unas 355 hojas, donde constan declaraciones, testimonios, certificados médicos, peritajes, entre otros, tras atentar, el 21 de febrero pasado, contra la vida y la salud de Viridiana Castillejos. Está acusado de los delitos de feminicidio en grado de tentativa, violación, robo con violencia y agravado, cuya penalidad mínima es de 27 años.
Frente a la secretaria de actas del Segundo Juzgado Penal, Fred Muñoz Nataren permaneció sentado en un pequeño banco, frente a una reja de metal, gruesa, pesada. De rato en rato se paraba o ponía las manos frente al pretil de la ventana, en otras ocasiones agarraba la reja de cuadros de unos 15x15 centímetros.