miércoles, 16 de enero de 2008

PRIMERA FILA

Por Rosalino Ortiz LA PRIMERA QUINCENA Este 15 de enero, en el mero día en honor al señor de Esquipulas, se cumplió la primera quincena de labores y la primera raya de los nuevos ayuntamientos municipales de Chiapas. Muy temprano, demasiado corto el lapso para pretender hacer un análisis de lo que los alcaldes, en este caso los de la Costa y Sierra de Chiapas, han logrado hacer. No porque no estén trabajando, sino porque algunos ni siquiera han acabado de amoldarse, y también otros porque ni siquiera han acabado de acomodar a toda la gente que los apoyó en campaña y que, fólder bajo el brazo deambulan por los pasillos de las presidencias municipales en espera de ser colocados en los engranajes administrativos de los ayuntamientos. El aspecto “mano de obra” es precisamente por donde varios alcaldes han encontrado sufrimientos, ya que por un lado recibieron en herencia personal que no desean o con quienes no tienen ningún compromiso, y por otro lado, porque no saben dónde meter a toda una bola de gente que se rajó en campaña y que ahora pelea por un “hueso”. Y es que, no faltaron candidatos que durante la campaña, ofrecieron las mil vírgenes con tal de contar con el apoyo ciudadano rumbo al día de las votaciones. Allí está el problema ahora, pues los que quedaron en herencia no quieren soltar la prenda, en tanto los de afuera desean ingresar. Todos juntos no se puede porque no hay nómina que aguante tanto. Eso no quiere decir que en estos primeros quince días no se haya hecho nada. Aún con la piedra en el zapato en cuanto a la colocación de gente o nombramiento de funcionarios, unos discutidos y otros indiscutibles, cada alcalde ya ha echado a andar algunos proyectos, como queriendo no pasar inadvertido como ha sucedido años atrás con un montón de presidentes, que en tres años de “mamazón”, nada hicieron por su patria chica. Es allí y ahora cuando los ediles tienen la gran oportunidad de mostrarse y de demostrar que desean trabajar, que desean cumplir con lo prometido en campaña. Es decir, es el momento para que esos alcaldes puedan cumplirle a los gobernados. Allá en Tuxtla Chico, por ejemplo, Oswaldo García Solís quiso empezar con un nuevo proyecto de organización de la feria de la virgen de Candelaria. Con el apoyo del cuerpo edilicio y de su equipo de colaboradores, pretende mostrar algo diferente a la población, con una fiesta no sólo de atractivo regional, sino yendo más allá y darle un giro de mayor importancia. Resulta reiterativo decir que la feria de Candelaria, es una muestra palpable de la fe católica, del tradicionalismo y de la voluntad con que participan todos. El punto culminante es la procesión de la virgen por las principales calles, un atractivo lleno de luces, cohetes y veneración a la virgen. Y el alcalde García Solís trabaja con tal de que esta fiesta resulte lo más atractiva. Lo mismo ocurre en Mazatán, donde Carlos de la Cruz Alsur ya dio muestras de que desea trabajar, principalmente en apoyo al área de deportes porque de allí es él, futbolista ciento por ciento. Por algo la raza lo llaman “El More”, porque se ha distinguido en el deporte de las patadas desde hace muchos años, donde hizo amigos por donde quiera gracias a su buen desempeño y a su carisma. Ahora, ya en el trono, De la Cruz Alsur trata de cumplir y entrando entrando ya echó a andar un torneo femenil, independientemente de proyectos en otros rubros y que serán de beneficio para la mazatecada. Ojalá que los caminos estén incluidos, sobre todo porque las barras y algunos ejidos como Aquiles Serdán, ya requieren de carreteras asfaltadas. ¿Y Tapachula? Bueno, el Cheque Orduña Morga quiere trabajar. Desde cuando anduvo en campaña mostró sus proyectos y ahora que está ya en el poder, es lógico que pretenda echarlos a andar. El primer aviso fue autorizar la celebración del carnaval, tradición que había muerto por culpa de gobiernos anteriores. Pero para que esos proyectos fructifiquen, deberá contar con el total apoyo de sus cuadros porque si éstos batean sólo para su lado o para su santo, por más buenos que sean esos planes no van a prosperar o no van a encontrar eco. Es decir, tanto el cuerpo edilicio como los funcionarios y los propios cuadros de segunda y tercera, deberán tener un objetivo común: el desarrollo de Tapachula. Si no es así, de nada va a servir que el Cheque Orduña tenga buenos propósitos. Como quien dice, tendrán qué trabajar con todo y pensar en el objetivo común, que es Tapachula y sus habitantes. Hay que recordar que en este municipio, el más importante de la Costa de Chiapas, los sinsabores de la gente están frescos, luego de lo que hizo y deshizo el señor Ángel Barrios Zea, que a la postre no fue el ángel que necesitaba Tapachula, sino más bien resultó ser el ángel, pero destructor. Así las cosas, el gobierno de Orduña Morga va a lidiar contra esa capa de escepticismo, es decir, tendrá que hacer bien su trabajo porque de otro modo, la gente puede irritarse si se le sirve la misma sopa. Afortunadamente, dentro del equipo del Cheque, aunque todos del mismo costal priísta, hay respetables ciudadanos que quieren a Tapachula. Ojalá todos los demás se pongan la misma playera y que empujen parejo, porque de lo contrario, las miradas de fuera en tono reclamativo estarán sobre ellos. Comentarios al correo: rosalino_ortiz@hotmail.com