Por. Rosalino Ortiz
BOSQUEJOS DEL 2008
De acuerdo a lo que se percibe por todas partes, todo Chiapas incluido, cada día, la situación económica empeora para los sectores débiles y por lo mismo, no queda otra que “chambear” con decisión y apretarse un poco el cinturón. Sólo así se podrá enfrentar con éxito todo lo que depara este 2008, el cual presume alzas por donde quiera y que afectan directamente los bolsillos de las clases más desprotegidas.
Menos mal, para quienes tienen una base laboral segura, la situación no es tan apremiante, pero no se puede decir lo mismo para aquellos que logran colocarse en algunos trabajos, apenas temporalmente. A éstos, la preocupación los hace víctimas y los remite a veces hasta la desesperación, al no encontrar alternativas de cómo solventar el gasto en los hogares. Ya no digamos, entonces, de los que no tienen dónde prestar sus servicios.
Lo peor es que ese gasto familiar, cada día crece, cada día se dispara. Ahora se gasta más para la alimentación, para el vestido, para la educación, para la vida diaria, pues. Imagínense nomás, cómo le va a aquellas familias numerosas, de cuatro, cinco, seis o hasta más hijos. Y todos comen, todos se visten, todos quieren, todos piden.
Esta situación, desesperante para muchos, es precisamente lo que provoca el éxodo hacia el Norte del país y luego hacia los Estados Unidos. Por eso, el área rural está quedándose cada día casi desierta, pues la gente del campo, en lugar de hace producir la tierra, prefiere emigrar, no importa, aunque muchos de ellos tengan que sufrir en su periplo.
Y en efecto, los que se deciden por el Norte, tienen que pasar por serias vicisitudes para conseguir su objetivo, más si no conocen cómo está el asunto. Por ello, sufren vejaciones, torturas, encarcelamientos, trato inhumano, aparte de ser rebotados de nueva cuenta a México.
En otros casos, hacen el viaje pero no llevan dinero en los bolsillos y para pasar al otro lado, los parientes que ya están instalados en Estados Unidos son quienes costean el “traslado”. Y cada “coyote” se lleva entre 20 a 30 mil pesos por “piocha”, dinero que posteriormente se tiene qué pagar, una vez ya conseguida alguna chamba en los “estados”, como acostumbran decir.
Claro, quienes llegan sin contratiempos, sanos y salvos, tienen ventajas porque avizoran los billetes verdes, los cuales caen en abundancia si logran un buen acomodo o también si pueden colocarse en la mañana por un lado y en la tarde en otro. Sólo así pueden satisfacer sus necesidades y tener por delante un panorama más claro y halagador.
Lo grave por ahora es que allá en el vecino país, ya varios estados han adoptado leyes más severas contra los migrantes, más si se trata de mexicanos, a quienes persiguen por todos lados hasta hacerlos regresar. Incluso, a los propios patrones estadunidenses los traen cortos y les advierten sobre las penas que pueden sufrir si contratan mano mexicana ilegal.
¿Habrá necesidad de sufrir todo eso? Porque si bien es cierto que un buen número de mexicanos alcanza el sueño americano, también hay que admitir que a la par de ese logro se generan otros problemas, y a lo mejor más tristes. Efectivamente, son varios los hogares o matrimonios que se han destruido, debido a la distancia que los separa, a los días, meses o años en que se pierden de vista.
Es más, cientos de migrantes ya no regresan, pues luego de determinado tiempo, resulta que ya han hecho un nido (con casa y mujer), que ya tienen propiedades o mínimo que ya se ajustaron plenamente a la vida “gringa”. A ellos ya no se les vuelve a ver, como tampoco a aquellos bien posesionados que prefieren llevarse a su familia a suelo americano para seguir la rutina allá. Es decir, ya son harina y costal de otro lado.
Por eso y por muchas razones, lo mejor podría ser, para los que están todavía en Chiapas, cuidar lo que se tiene o lo que poseen por ahora. Vale más pájaro en mano que cientos volando. Claro, habrá que meterle ganas porque nadie quiere regalar lo suyo. Es decir, si se quiere salir adelante, hay que trabajar en serio, muy en serio ya que eso es lo que puede marcar la diferencia en cuanto al panorama que presenta este 2008.
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Tapachula. Chiapas.-En un completo vertedero de lata quedó transformado el parque vehicular obsoleto y rezagado de la Policía Municipal durante administraciones Pasadas. Las unidades quedaron completamente abandonadas en un terreno similar a un panteón al interior de sus instalaciones.
Ahora los elementos han redoblado las tareas contra las alimañas; es decir aquellos roedores que han edificado madrigueras entre el metal viejo, pero además tienen que luchar contra malandrines a diario.
El Secretario de Seguridad Pública Álvaro Monzón Ramírez comento que para mejorar la imagen de la corporación, la instrucción de la actual Presidencia Municipal ha sido retirar todas las viejas unidades que dieron todo su empeño en administraciones pasadas.
“Con relación al parque vehicular ya le dije al presidente municipal para sacar todo lo que aparece aquí por que realmente es un basurero, hay muchas unidades que ya no sirven y están causando trastorno, e inclusive por la misma estética de las oficinas y del lugar” Abundó.
Son casi la mitad de los vehículos que han sufrido bajas a consecuencia de fallas mecánicas, desperfectos en puertas y ventanas, suspensiones y cuestiones eléctricas. Lamentablemente los propios trabajadores de seguridad se quejaron que Eduardo Reyes jamás se preocupó para dar una solución, al contrario prácticamente no le importó el estado en que se encontraban.
A inicios del actual Ayuntamiento los elementos preventivos han hecho su labor con las pocas patrullas, motos y pie tierra para mantener la estabilidad pero no es suficiente.
Dentro de las medidas preventivas aplicadas a la fecha, el exhortó de las autoridades ha sido la denuncia anónima y ciudadana para mejorar la atención y la lucha contra la delincuencia.
Por el momento, los policías en Tapachula cuentan con un total de 54 unidades, de las cuales 16 causaron bajas por inservibles y otras 12 también definitivamente quedarán fuera de servicio cuando apenas encienden y circulan.
