Diario del Sur
CHIAPAS.- Uno de los municipio con mayores tradiciones vivas en Chiapas y la frontera sur es Tuxtla Chico, donde más del 90 por ciento de la población profesa la religión católica.
Es allí donde existe una fiesta en la cual todos hacen muestra de solidaridad con un sólo propósito: rendir culto a la Virgen de Candelaria, santa patrona del pueblo.
Para celebrar a la patrona del pueblo, los Tuxtla-chiquenses celebran la tradicional feria que inicia en la última semana de enero y concluye el 2 de febrero con la realización de las alfombras a base de aserrín y el peregrinaje de la Virgen por la noche.
A lo largo de los años, durante los festejos, familias enteras se congregan en las calles de la ciudad para elaborar a mano grandes alfombras de colores que vislumbran a propios y extraños.
Flores, corozo y cascabillo, son las herramientas principales que cada uno de los habitantes participantes utilizan para adornar sus calles. Por lo general, participa toda la familia con el afán de hacer un tributo a la reina del pueblo que tantas bendiciones derrama sobre sus pobladores.
El cronista de la ciudad de Tuxtla Chico, Armando Parra Lau, comentó que las alfombras sirven como preámbulo para el paseo de la Virgen de María de Candelaria, además que en los últimos años, la iglesia católica de ese mismo municipio ha introducido nuevas formas de rendir culto a la Virgen, dando inicio el 21 de enero con el cambio de vestuario de la santa patrona.
Dijo que fue en 1994, en la avenida Aldama, del barrio de San Miguel, entre las calles Bravo y Allende Norte, cuando dos mujeres creyentes, Lesvia Cruz de Herrera y Gloria Morales de Guzmán, ambas de la fe católica, dieron inicio con esta tradición y contagiaron de fe a vecinos y pobladores para que adornaran sus calles para darle paso a la Virgen del pueblo; desde ese entonces se han realizado 17 veces las procesiones, contando esta edición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario