Pedro Gerardo López/Poderes
TAPACHULA.-Fue en el 2007 cuando la PROFECO aseguró que el robo de combustible era un vicio que existía en el 90% de las estaciones de servicio del país. Pero que a raíz de la investigación realizada en noviembre de ese mismo año, fueron cambiados todos los dispensarios (bombas despachadoras de gasolina) que anteriormente operaban mecánicamente y ahora son electrónicas. “Imposible que puedan robar actualmente”, dijo PROFECO en aquel entonces y es que además aseguran, se realizan operativos sorpresa cada 3 meses.
Sin embargo, la Industria también ha evolucionado y no necesariamente en beneficio de los miles de usuarios o compradores de combustible, y es que es hasta ingenuo pensar que los grandes empresarios dejarían de timar para dejar de obtener ganancias aún mayores a la venta de los combustibles, y es que seguramente al igual que en muchos negocios fraudulentos el lema es “el que no tranza, no avanza”.
El dulcecito.
Después de la penosa y frustrante experiencia de este reportero sufrida en la Gasolinera Macal de Tapachula, me di a la tarea de investigar dónde y cómo está la transa de gasolina en las estaciones de servicio de Tapachula y del país y me sorpresa fue muy grande, y es que no tardé mucho investigando, en pláticas con mis compañeros reporteros de TV Azteca a lo largo del país y en donde también tengo el honor de laborar, me topé con muchas experiencias similares, desde Veracruz hasta Oaxaca y de Chiapas a Tijuana, las historias son muchas pero todas coinciden en esto.
Existe un chip conocido como “El dulcecito”, descubierto recientemente en un gran porcentaje de las gasolineras del país, y con el cual ahora roban a los automovilistas el combustible ordenado y pagado, va desde el 10% hasta el 60%, lo que constituye un fraude multimillonario que ocurre a diario y de manera permanente.
Con este, ahora es hasta más fácil robar gasolina, lo cual se hace en forma sistemática e incluso, podría decirse que hay una mafia o una actividad de delincuencia organizada, pues existe la colusión de varias instancias, como los empresarios del ramo, proveedores de bombas de gasolina, suministradores de los chips y los funcionarios que se hacen de la vista gorda ante este ilícito.
¿Qué es “El dulcecito”?
Me cuentan mis compañeros en la frontera norte del país, que el dulcecito es un chip y existen de diferentes marcas y es ofrecido por varias “empresas” americanas radicadas en México a los propietarios de las estaciones del servicio, puede ser “Tokeim” y “Bennett” o “Gilbarco”, éste último es mucho más difícil insertar y se ofrece en alrededor de 3 mil 125 dólares cada uno para colocar a cada una de las mangueras de las bombas de gasolina que tienen 2 ó 4 pistolas despachadoras, por lo que la “inversión” por bomba es de más ó menos 12 mil 500 dólares, dependiendo de la empresa que lo venda, pero lo grave, es que algunas de ellas son incluso las que a la vez venden las bombas o dispensarios, la “inversión” para una estación de servicio con 3 bombas, que son la mayoría, es de 37 mil 500 dólares, que traducidos en pesos mexicanos son más ó menos de 500 mil pesos. Para una bomba dispensadora de 4 mangueras, es de 50 mil dólares o 675 mil pesos, pero eso no importa, y es que los vendedores de “El Dulcecito” dicen a los empresarios del ramo, que la “inversión” se recupera en un plazo máximo de 3 meses, como resultado del robo de combustible, en el porcentaje que ellos escojan.
¿Cómo funciona “el dulcecito”? PROFECO coludida en el fraude
Los defraudadores empresarios del ramo ya no tienen necesidad de romper los sellos que la PROFECO coloca en cada una de las bombas para poder hacer la transa (después de rigurosas pruebas), y es que ahora el fraude es cibernético, pues el “el chip” se coloca en la tarjeta de la bomba de gasolina, que es similar a la de una computadora.
En cada dispensario se usarían 2 o 4 “dulcecitos”, (uno por manguera). Todo eso se conecta en red a una computadora, que puede ser portátil o PC de escritorio, desde esa computadora se manejaría toda la operación fraudulenta a través de un software especial, que permite definir qué porcentaje se robaría en cada una de las mangueras e incluso se pueden especificar diferentes porcentajes de acuerdo con la hora del día y de la noche.
Como todo está sistematizado, cuando llega la gente de PROFECO a realizar un operativo sorpresa, desde esa computadora se ponen en ceros los porcentajes de robo en ese momento, por lo que se puede pasar la revisión sin contratiempos, pues esa computadora desde la cual se implementaría el fraude se puede operar incluso remotamente, desde otra oficina o desde la casa del propietario de la estación de servicio.
¿De cuánto es EL ROBO?
De acuerdo con reportes periodísticos en todo el país, en la gasolinera de SLP que menos podría vender expende alrededor de 400 mil litros o 20 pipas al mes, en tanto que una estación de servicio promedio vende cerca de 600 mil litros mensuales, aunque hay casos como el de una gasolinera que vende más de 4 millones de litros mensuales, pero es un caso atípico, que ocurre porque tiene fama de surtir litros completos.
Según los periodistas, en el país se ha detectado el porcentaje que roban, va de 10% a 30% y hasta 60 % dependiendo de la estación y la hora de servicio, esto derivaría en un eventual fraude contra los consumidores por un monto mensual de más ó menos 17 millones 833 mil 200 pesos y esto es en más del 50% de las gasolineras que existen en el país y en la ciudad.
Así que ya lo sabe, ahora, ni como poder reclamar o evitar el robo descarado de combustible, y es que la tecnología ahora está en contra de los miles de automovilistas en el país y es que además las autoridades ahora pueden esconderse en el argumento de que cuando ellos llegan en el operativo, todo está en orden y bajo control. Que Dios nos ampare.
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