miércoles, 22 de abril de 2009

COCINA AFRODISIACA

Masaje a cuatro manos… El primer fin de semana de marzo y cuando la expo feria estaba en el clímax de su desarrollo, una pareja de enamorados se casó bajo las leyes de una iglesia cristiana, o mejor dicho y para que usted me entienda, en una secta evangélica. No se trata del adelanto de la boda de este 25 de abril de la hija de Don Pánfilo Acevo y de la Cerda Mocha, sino de otra historia que bien vale que hoy se la comparta para que esté bien ilustrado con casos de la vida real. Anita tuvo la mala suerte de enamorarse de un hombre que, si bien no era para ella, ambos caminaban por senderos distintos; él era un muchacho que había nacido en el seno de una familia evangélica, así que buscaba a una chica de su misma iglesia y que desde luego, además de estar a la par espiritualmente, le ofrecería su pureza, la blancura de su alma y el estar a su lado hasta la muerte porque Cristo viviría con ellos. Así que para Anita, el joven a quien había elegido, cómo había elegido a otros, no era cosa sencilla, porque ahora se trataba de un muchacho con principios bien cimentados que no sería fácil para ella cazarlo y tenerlo en sus brazos, pero ya ve usted que cuando una mujer desea algo, lo consigue al precio que sea. Así que ella vio la manera de cómo estar cerca de él y al siguiente domingo de conocerlo se presentó en su iglesia, llegó como una extraña que en seguida fue auxiliada por muchos que la atendieron con especial familiaridad, respeto y atención … Anita no mostró asombro cuando el mujeraje se puso a llorar desconsolada levantando las manos al cielo con los ojos cerrados, tampoco se impresionó de que algunas cayeran al piso como sí estuviesen en trance mientras que otras vomitaban. Al contrario, se comportó como sí estuviese acostumbrada a ver gente llorar de gusto, tirarse al piso mientras otras hablaban como locas en lenguas extrañas y en el pulpito un hombre encorbatado las seducía para que siguieran en ese estado que, otro con sangre liviana se hubiera muerto de susto o hubiera madreado al pastor. Cuando el culto terminó y aquellas mujeres que minutos antes habían estado batidas en llanto unas y otras empolvadas por la caída libre al piso, se mostraban sonrientes, relajadas y amables que pasaron una a una a darle la bienvenida y desde luego, no tardó en aparecer el muchacho con quien una semana antes se habían conocido en un súper mercado y en donde ella a partir de ese momento se había quedado intranquila, con sueños eróticos y un deseo terrible por tenerlo a su lado para siempre. El no era un tipo guapo, sino un muchacho de piel morena y ceniza que tenía no sé qué pero que ella lo resumía comparándolo con un caballo en celo, como sí ya lo hubiese probado… Ya frente a frente él rompió el hielo y ella se derritió en menos de un segundo cuando éste expresó, con su voz ronca, que le daba gusto tenerla en la iglesia, así que el resto fue fácil. La invitó a tomar una horchata fresca, (un católico la hubiera invitado a un bar) y hablaron de los dos, ella cuidándose de no exhibir nada que la colocara en el terreno como una mujer más mundana que espiritual, así que aceptó dejarse guiar por el joven quien le enseñaría primeramente a leer la Biblia, cómo usarla y darle las reglas necesarias de la iglesia. Todo después de que ella aceptó la invitación para seguir congregándose. Estaba muy feliz porque estar al lado del hombre que la traía con insomnio, le había costado poco o nada, así que todo comenzó por una amistad que también llenó de gusto a los padres de Anita, porque el joven se mostraba bueno, respetuoso y lleno de detalles ausentes en muchos muchachos de buenas familias. Pero ya sabe usted que Adán no pecó solo, sino que Eva, lo tentó, lo acosó y este rompió la única regla que Dios les había impuesto… Así que aquella amistad entre Anita y el joven dio paso a un noviazgo en donde él impuso respeto total, un respeto que incomodó a Anita, quien no tardó en encontrar la forma para que éste se viera en una situación en donde la carne responde y el corazón late aceleradamente. Todo sucedió una tarde mientras él la instruía sobre el Nuevo Testamento cuando en un abrazo fuerte, Anita lo besó como nunca, le tomó las manos y las llevó a su cintura. Fue en ese momento que la bestia despertó y como la historia es real y no un cuento, ella se las ingenió para decirle, con un suave meneo de cintura, que estaba a gusto, deseosa de recibirlo ahí mismo. Pero el joven nada sabía de aparearse, y estar en esas condiciones con una mujer para él era algo novedoso, así que ella lo guió hasta el sofá de la sala en donde se puso cómoda mientras que él seguía disfrutando de aquella sorpresa. Fue así como Anita se despojó del sostén llevando el rostro del joven a sus pezones y éste besó como un niño recién nacido, sudaron y se despojaron del resto de la ropa. Lo demás usted se lo puede imaginar pero una hora después el muchacho estaba espantado, había fallado a su Dios, había roto sus principios de buen cristiano y ahora estaba sumido en una represión, pero ella, Anita, lo volvió a la vida, le dio unos besos de picorete y lo acosó para que éste la volviera a tomar… Por supuesto que el joven se enamoró hasta el tuétano de Anita, nunca había probado a una mujer y su emoción era tan grande que anunció su noviazgo ante la iglesia creyendo que era la única hembra que podía dar ese placer, pero la iglesia no aprobó del todo la relación porque no conocían a la joven, le exigían a él que se diera tiempo, pero era demasiado tarde y todo fue tan rápido que, antes de perderla le ofreció matrimonio. Anita no estaba tan enamorada como él y analizando a otros pretendientes, podía decir que había tenido mejores amores en la cama y que éste no resultaba ser tan bueno como parecía, pero en el fondo veía a un hombre que la amaba incondicionalmente y que no hacía preguntas sobre su pasado íntimo, sino que simplemente la amaba y ya. Así que contra viento y marea fijaron casarse el pasado 7 de marzo y como las vírgenes, Anita ingresó a la congregación con un vestido decente y con un velo que le cubría también el rostro. Pero antes, acudió a un espacio comercial de belleza en donde fue atendida, ya sabe usted; masaje a cuatro manos, baño de velo de novia, limpieza e higiene total de todos los recovecos del cuerpo así como un depilado especial. Las chicas en el salón de belleza le preguntaban con quién se casaría y ella respondía orgullosa el nombre de su futuro esposo, y las empleadas preguntaban cómo sería él en su noche de bodas, porque se supone que un evangélico puro y casto, es distinto a un hombre común del mundo y con experiencia, y ella respondía “que era bueno”, fingiendo que éste en verdad era un hombre que no tenía talento aunque sí mucho material para avanzar… Cuando le daban el famoso masaje a cuatro manos, que me imagino debe ser muy erótico, uno de los masajistas comentó algo de un show que se presentaría en la feria y la futura desposada dijo que se moría de ganas por ir a la “expo”, pero que no había ido, ni iría porque le estaba prohibido ir, pues según la religión de su futuro esposo y la de ella también, adentro de la expo feria habían muchas “tentaciones” y ella, no debía de exponerse a ser “tentada”. Anita se convirtió en Pentecostés y le hizo creer a toda la congregación, después de haberse bautizado, que sería la única mujer de un hombre y éste a la vez. Así que ese sábado a las 11 de la mañana estaba vestida de blanco, al lado del hombre que ella había elegido, rodeada de una congregación que no creía en ella y bajo la lupa de su familia que había ido a la boda porque no hubo otra alternativa ni funcionaron las amenazas para que no se casara con aquel pobre muchacho…. En la ceremonia religiosa otros jóvenes comenzaron a deslizar comentarios de que Anita, no era la mujer que muchos creían, y que el hermano que se estaba casando en ese momento iba a ser infeliz, -por eso-, dijo un viejo, los hombres cristianos se deben de casar con mujeres cristianas, los católicos con las suyas, así como los judíos con las judías porque… “Para que la yunta sea buena tiene que ser de la misma especie”. Hace dos días me enteré que Anita ya no asiste a la congregación y no va al culto y que solo llega el esposo, a quien desde luego, los hermanos están molestos y acosándolo con preguntas y otros remordimientos que lo traen de cabeza. Pero la historia va a seguir, Anita se casó con el hombre que deseaba pero extraña a sus “amigos” que la llevaban al antro, extraña las fiestas con sus amigas y cómo se visten muchas mujeres de su edad quienes, a pesar de estar casadas, pueden andar apretaditas, mostrando los senos y caminando con cierto sex appeal… Por cierto el masaje a cuatro manos es dado por dos personas que, supongo no deben ser de tu mismo sexo porque sino, pues no tiene chiste. La cuatro manos masajean la espalda suave y se cruzan con cuidado, una sube y dos bajan mientras la otra restante va por la orilla hasta llegar a las caderas… Para comentarios escríbeme morancarlos.escobar@gmail.com afrodisiacacocina@yahoo.com.mx

No hay comentarios: