miércoles, 15 de abril de 2009
COCINA AFRODISIACA
Cuando la mujer se oferta…
¿Sabe usted porque las combis colectivas en la ciudad atropellan, chocan, matan, rebasan en pleno centro de la ciudad? porque cada una da una cuota que, sumando esa moneda que entregan descaradamente al agente de tránsito, se reúnen miles de pesos diarios que da licencia a estos cafres del volante para que conduzcan crudos, borrachos, dopados y con permiso de la autoridad, pero si usted comete alguna falta, lo tratan como bandido. Ojalá y entre los “Hechos no palabras”, se de una revisión a esta dependencia que no regula a los conductores pero que muerde suave juntando una “vaquita” ¡Ape-te-ci-ble!
Cuando una mujer sigue unida a un hombre que la mantiene con sobresaltos, decepcionada, golpeada, indignada y derrotada espiritualmente por sus múltiples infidelidades pero, dice que todavía lo ama poniendo de pretexto a sus hijos, no es una mujer cualquiera, es una cualquiera que no sabe que puede hacer negocio con su cuerpo…. (Dr. Marañón)
Es cierto, aquella mujer que decide seguir al lado del hombre cruel, déspota, infiel y macho que la pisotea como se le antoja, no es porque desee que sus hijos vivan en un hogar, sino porque ha perdido la dignidad y antepone a sus hijos, sin importarle que éstos vivan en un infierno del cual será más difícil salir y, cuando salgan, saldrán muy dañados.
Aquella mujer que hace escándalos, arma “panchos” y le hace al detective, en realidad no desea descubrir a su marido con “la otra”, sino ganar tiempo, hacer como que amenaza para ver sí éste decide no dejarla, seguir con ella a su lado, aunque sea figurando como esposo aunque en la intimidad éstos no se entiendan, pero que no lo sepa la gente ¡Qué va a decir la sociedad! Termina la tormenta y vuelven a empezar de nuevo, otra vez como una pareja sensacional, como si nada hubiera pasado.
Tres meses después la misma historia, ella siempre lo ha sabido. Nada como una mujer para tener ese sentido especial y saber que su macho está compartiendo lo que se supone solo es de ella. Otra vez escándalos, gritos, enojos, disimulan para que los hijos no se den cuenta pero ellos lo presienten, saben que sus padres están extraños, así que la hija mayor decide huir, está cansada, tiene problemas y nadie la entiende, el hermano se emborracha por primera vez y ella se entrega a su novio. Desean estar en un paraíso distinto ¡Qué difícil es la vida! ¡Todo el mundo es gris…!
Ahora recuerdo las confidencias que me hizo una lectora, una historia que realmente vale la pena compartir porque me comprobó que las mujeres no son tontas, al contrario, tienen un sentido más desarrollado que no existe necesidad de que alguien llegue a decirles que el esposo “anda” con otra, ellas lo saben y lo descubren sin la ayuda de nadie.
Hace varios años una amiga decidió, cansada de que sus padres le dijeran que no estaban de acuerdo con el novio que tenía que, cuando habló de matrimonio su madre fue la primera en decirle que prefería verla muerta antes que casada con “el patán” de su novio, supuse que la madre no sabía lo que era tener un hijo muerto, así que mi amiga ni siquiera quiso insistir con el tema porque el padre en esa casa hacía lo que la madre decía, no eran juches, pero el matriarcado imperaba en ese hogar en donde pululaban cuatro hijos más.
Como mi lectora ya tenía veintidós años, decidió que podía hacer lo que quisiera con su vida pues al fin y al cabo la Constitución le dijo que, como ya era mayor de edad, podía despedirse de sus padres, darles las gracias y marcharse a vivir con quien quisiera. Así que una noche de mayo arregló sus maletas y cuando todos estaban durmiendo, abandonó la casa dejando una nota para sus padres en la que además les pedía perdón por su manera de actuar pero deseaba estar al lado del hombre que amaba y tenía derecho a experimentar. “Lo siento”, fue lo último que escribió.
Su madre hubiera querido que ella se hubiera casado con el hombre ideal, no como su padre, a quien tachaba frecuentemente de ser un hombre sin carácter, pero un hombre, tal vez como él que ella hubiera deseado tener, solo que una madre nunca dice eso, por eso actuaba en silencio, guardándose las razones porque además, una mujer decente no puede decir treinta años después, que está decepcionada del hombre que eligió como marido (Espero que esta no sea su historia, porque sino, qué gran coincidencia)
La madre dijo que mi amiga estaba muerta a partir de ese momento, -la desconocemos como hija- dijo el padre sumándose al encabronamiento de la esposa aunque en el fondo gozaba viendo que su hija actuaba con decisión, que era una mujer que arriesgaba todo por amor porque sabía que, si le iba mal, ésta sabría como arreglárselas…
Así que mi amiga con sus ahorros amuebló un pequeño departamento que rentó, un nidito de amor a donde Sergio, como se llamaba el susodicho, llegaría a vivir con ella, pero algo no salió como lo habían planeado que, Sergio, decidió seguir en casa de sus padres, llegaría solo de noche y se iría antes del amanecer porque así como ella, él también sufría amenazas de parte de sus progenitores, solo que, varón al fin sin responsabilidad ni valor, que no se arriesgó, y mi amiga, mujer también enamorada que lo entendió en vez de mandarlo a la chingada en ese mismo momento y buscarse otro, ¡Qué hombres!, sobran, dicen varias lectoras.
Esa fue la primera decepción de mi amiga pero como estaba enamorada hasta el tuétano decidió continuar. Se buscó un trabajo porque el dinero se acabaría en poco tiempo y después de saber que su amado no viviría con ella y que éste tampoco se responsabilizaría de los gastos y solo cubriría el vacío de la cama. Decidió entonces mi amiga amarlo así, como aman las mujeres que son capaces de todo por un hombre, incluso de perder su dignidad, arriesgarse y dar la vida por el hombre que aman, aunque ese hombre no exponga nada por ellas…
Frecuentemente llegaba a contarme lo maravillosamente bien que le iba al lado de Sergio, pero tres meses después le dije que toda su relación se resumía simplemente a sexo, a un amor cómodo y ya, no había nada más en la relación de ellos, sinceramente le dije que, para qué deseaba tener un hombre que solo llegaba a hacer sexo con ella veinte veces al mes, si su novio seguía siendo un hijo de familia y ella había dejado su casa para estar con él. Se enojó mi amiga, así que le pedí disculpas porque no trataba de hacerla enojar sino que entendiera que estaba conduciéndose mal, pero como a mucha gente le gusta que uno simplemente se sume al evento sin hacer reflexiones, que no volví a tocar el tema.
Desgraciadamente la historia no funcionó y una noche llegó a visitarme, estaba desconsolada, sus presentimientos, todo lo que ya se imaginaba resultó cierto. Ella fue quien me dijo que el primer detalle que le hizo dudar de la fidelidad de Sergio, fue el sabor de su saliva que, por tercera vez era distinta, amarga y tenía un sabor diferente, algo estaba sucediendo e imaginaba que él no estaba actuando con honestidad.
En la siguiente entrega de amor, el sudor de Sergio también fue distinto, extraño, ya no olía como antes, ahora su sudor era fuerte, como el de un hombre que trabaja en un basurero y, a pesar de que se baña, algo se queda impregnada en su piel que, a la hora de poner en calor el cuerpo, brota ese olor que identifica a cada uno de nosotros pero que cambia por razones lógicas.
La actuación en la cama de Sergio determinó lo que mi amiga presentía, así que le exigió el nombre de la otra y como la historia es real y no un cuento, Sergio le dijo que tenía dos meses compartiendo su vida con otra, partiéndose en dos para cumplir con dos mujeres, mi amiga y la otra que, quién sabe porqué, se embarazó y éste tuvo que cumplir casándose con ella. Era una mujer insignificante, según mí amiga, solo que la otra no dejó su casa para irse con el novio, o sea, no se puso de oferta y Sergio terminó casándose con la otra.
El sabor de su saliva y el olor de su sudor, estaban denunciando que Sergio, estaba durmiendo en un lecho extraño, compartía intimidad con una mujer que tal vez no era tan cuidadosa con ella y, el cambio de alimentación, cambió en él el sabor de su saliva. El resto era sexo, que en ello no existe necesidad de dar las explicaciones para que usted sepa cuándo un hombre en realidad está deseándola y cuando está cumpliendo: puede él decir muchas palabras bonitas pero la fuerza y la intensidad de lo que usted ya sabe, es la clave que descifra todo. En cambio una mujer puede hacer sexo o “coger” a las 7 de la noche y a las 8 está como si tuviera un mes sin haberlo hecho ¿Sí me explico?, no se le nota…
El final es terrible, mi amiga no aceptó la proposición de Sergio, quien le dijo que seguiría con ella por que además la amaba, pero deseaba continuar con ella con discreción, algo así que para mi amiga fue peor que sí la hubiera llamado ¡puta!, así que, a pesar de que lo amaba por sobre todas las cosas, decidió que no podía seguir con él, un hombre así no valía la pena, había aprendido una lección y en la segunda oportunidad sería distinta. Un año después conoció a Luis, con quien hace una semana cumplió tres años de casada, decidió embarazarse y está feliz…
Solo puso una condición antes del casorio; el día que él deseara probar a otra mujer, que se fuera de una vez con maletas porque ella no toleraría ni por su hogar y menos por sus hijos, porque éstos de todas formas harán sus vidas como quieran. Luis aceptó muerto de risa. Y es que mi amiga dijo que deseaba vivir sin sobresaltos, sin presentimientos, con desconfianza; deseaba una vida inmensamente feliz y que sí la felicidad no la conseguían en el primer año, solo tratarían un año más…Y usted ¿Es feliz o hace como que…?
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