Ciudad de México.- 18 Mar. Al cumplirse una década del fallecimiento del poeta Jaime Sabines Gutiérrez, este jueves será develado su nombre con letras de oro en el recinto del H. Congreso del Estado de Chiapas.
Asimismo, como parte del homenaje al referido vate, su viuda, Josefina de Sabines, anunció la publicación de un libro inédito en el que se recogen cartas de amor dirigidas a ella.
Durante el maratón poético celebrado recientemente en la explanada del Palacio de Bellas Artes, en la capital del país, Doña "Chepita", como le conocen amigos y familiares, afirmó que se trata de 125 escritos que el autor de "Yuria" y "Mal tiempo" le dedicó cuando vivió en la Ciudad de México.
Jaime Sabines, considerado por los críticos como uno de los mejores poetas populares de México, y autor de poemas como "Los Amorosos", "No es que muera de amor", "La Luna", "Me encanta Dios" y "Qué costumbre tan salvaje. esa de enterrar a los muertos", murió el 19 de marzo de 1999 en la capital mexicana.
Sabines, quien también fue autor de libros poéticos como "La señal", "Tarumba" y "Algo de la muerte del mayor Sabines", nació en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el 25 de marzo de 1926.
El tercer hijo del mayor Jaime Sabines vivió una infancia normal para un niño de la época, que él mismo considera "tranquila y feliz, en permanente contacto con la naturaleza y al amparo de una familia unida.
Alentado por su padre y con un concepto un tanto romántico de la vida, se va de Tuxtla Gutiérrez a la Ciudad de México para estudiar Medicina, carrera que abandona al tercer año convencido de no servir para esa profesión, y decide entonces estudiar Lengua y Literatura Españolas, de la que se licencia en 1949.
Durante un tiempo reside en esta metrópoli, donde escribe sus dos primeros poemarios: "Horal" (1950) y "La señal" (1951), pero en 1952 regresa a Chiapas para dedicarse a una actividad comercial, totalmente alejada de sus aspiraciones literarias.
Su oficio de tendero no le impide seguir escribiendo algo en sus ratos libres, esfuerzo que plasma en su libro "Adán y Eva", de 1952.
Un año después, Sabines contrajo matrimonio con su novia de toda la vida, Josefa "Chepita" Rodríguez Zebadoa, con la que tuvo cuatro hijos y es por entonces cuando retomó la pluma con devoción, para escribir la que sería una de sus obras fundamentales y más conocidas: "Tarumba" (1956).
Sigue Brillará nombre. dos. (1956).
En 1959 regresó a la metrópoli y administró un negocio de alimento para animales y siguió escribiendo.
Ese mismo año recibió el Premio Chiapas que le otorgó su estado natal, en reconocimiento a su creación poética; mientras trabajó en la elaboración de "Diario semanario y poemas en prosa" (1961) y "Poemas sueltos" (1962), que dio a conocer poco tiempo después.
En 1964 obtuvo una beca del Centro Mexicano de Escritores y al año siguiente formó parte del jurado del Premio Casa de las Américas, institución cultural de Cuba.
Aunque para entonces no se le consideró muy prolífico, si se convirtió en un escritor de prestigio que encandiló a mucha gente, sobre todo a los jóvenes.
En lo sucesivo y de forma espaciada publica "Yuria" (1967), "Mal tiempo" (1972), año en el que obtuvo el premio "Xavier Villaurrutia"; "Algo sobre la muerte del Mayor Sabines" (1973) y "Nuevo recuento de poemas" (1977).
A partir de 1976 hizo una incursión en la política nacional, al ser electo diputado federal por Chiapas, escaño que volvió a alcanzar en 1988 por el Distrito Federal. En 1982 obtuvo el premio "Elías Sourasky" y en 1983 ganó el Premio Nacional de las Letras.
Jaime Sabines es autor de una obra muy personal y nada artificiosa, que los críticos consideran coloquial, a veces irónica, que lo muestra atento a la vida cotidiana, a la angustia, a la soledad y al dolor impuestos por su propia condición y por la vorágine que supone la forma de vida contemporánea.
Al decir de los estudiosos de su obra, Sabines alzó la voz para enviar un discurso profundo y áspero a veces; tierno y desolado, otras. Un canto desesperado a la naturaleza, al fulgor del erotismo, a los grandes temas como el amor, la soledad y la muerte.
También reflejó la preocupación por una sociedad en crisis, con unos seres incapaces de adaptarse a una realidad burguesa, completamente hostil e insolidaria.
La poesía de Sabines nace de la práctica cotidiana de la vida, de su relación cercana con lo inmediato, y es emotiva, vivencial y de fácil comprensión, aseveraba entonces la revista mexicana "Poesía en movimiento", editada por Octavio Paz, Nobel de Literatura 1990, y José Emilio Pacheco.
En 1996, en Guadalajara, Sabines mantuvo una dura pugna dialéctica e ideológica con algunos de sus amigos de toda la vida, como son Oscar Oliva, Eraclio Zepeda y Juan Bañuelos.
Los acusaba de ser manejados por líderes políticos que apoyaban al Ejército Zapatista de Liberación Nacional en el conflicto armado de Chiapas, que surgió el 1 de enero de 1994.
Al final de su vida es cuando tomó conciencia de su papel intelectual y rompió con su anterior actividad política.
Los últimos años de su vida fueron un calvario físico para el poeta, postrado en una silla de ruedas, a causa de las múltiples operaciones que le practicaron en una pierna.
Su salud se deterioró progresivamente por un cáncer y falleció el 19 de marzo de 1999 en su casa, ubicada en el Distrito Federal.
Sus restos, por decisión propia y renunciando explícitamente a todo tipo de homenajes, descansan en la cripta familiar del Panteón Jardín, de la Ciudad de México
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