lunes, 19 de mayo de 2008
Victimización en la Perspectiva Internacional
Resultados principales de la
ENICRIV y ENECRIS 2004-2005
Resumen II de II
Victimización por delitos no convencionales
Más de una persona de cada diez, en promedio, ha sido víctima de fraude al consumidor en el transcurso del año. Estonia, Grecia y Bulgaria destacan con tasas mayores al 20%. Al otro extremo de la escala, Japón tiene menos de 2% de víctimas.
La victimización en ciudades es mayor, destacándose Phnom Phen y Maputo. El fraude al consumidor es el único tipo de delito en que Hong Kong se encuentra por encima del promedio de los países participantes.
Se preguntó a las víctimas de fraude al consumidor si el incidente se relacionó con la adquisición de bienes por internet. Nueve por ciento mencionó que había ocurrido mientras compraban por internet. Esto implica que en un lapso de 12 meses 1% de los participantes fue víctima de fraude por internet.
La victimización por este tipo de delito es más común en Estados Unidos (3.3%), Polonia, Alemania, Bulgaria y el Reino Unido. Entre las ciudades, Lima y Londres presentaron las tasas más altas de victimización.
En una pregunta separada, los participantes también respondieron si el fraude había sido de tarjeta de crédito. A nivel de países, 7% manifestaron que lo había sido. En las ciudades capitales, 10% de las víctimas dijeron que había sido así.
Esto implica tasas de victimización con tarjeta de crédito de 0.9% en países y de 1.5% en ciudades capitales, respectivamente.
El más alto porcentaje de víctimas por fraude de tarjeta se encontró en Londres (7.5%) y Nueva York (4.5%). Los fraudes por internet y con tarjeta de crédito se han vuelto frecuentes y podrían convertirse en uno de los más comunes tipos de delito contra la propiedad, superando al carterismo o el robo de automóviles.
El número de experiencias de solicitud o aceptación de sobornos por oficiales o funcionarios (corrupción ordinaria) continúa siendo muy bajo (1% o menos) en los países industrializados. Pero comparativamente, en Grecia y en los países de la región oriental de Europa central, que se unieron recientemente a la Unión Europea, resulta común la corrupción ordinaria.
Los niveles de corrupción son también altos en ciudades principales fuera del mundo occidental. Los análisis muestran que el nivel de corrupción obtenido por la ENICRIV está fuertemente correlacionado con los resultados arrojados por la encuesta de percepciones sobre corrupción de Transparencia Internacional.
La ENECRIS contenía una pregunta sobre experiencias con delitos motivados por odio racial, religioso o por preferencia sexual. Tres por ciento de los participantes de los 15 estados antiguos miembros de la Unión Europea indicaron haber sido víctimas de delitos que parecían motivados por el odio racial u otros prejuicios.
Los porcentajes son más altos en Francia, Dinamarca, el Reino Unido y los países del Benelux. Entre aquellos encuestados que se consideraban como inmigrantes, 10% afirmó que ellos o algún miembro de su familia habían sido víctimas de un delito por discriminación durante el último año.
El contacto con problemas relacionados con las drogas en el entorno de su vecindario o comunidad fue incluido únicamente en la ENECRIS en Estados Unidos y en Australia. En promedio, 10% de la población se ha encontrado con problemas de droga en su vecindario. Grecia destaca con más del 25%. Las tasas en Suecia, Hungría y Finlandia están por debajo del 5%.
En varios países europeos existe la impresión de que los problemas relacionados con drogas van en aumento.
Tendencias de la criminalidad
La información que provee la ENICRIV es adecuada para hacer comparaciones internacionales, aunque en ocasiones las circunstancias específicas de los países no siempre permiten aplicar por completo la metodología estandarizada.
Entre los países que han participado desde 1989 hay quince países desarrollados con información disponible en al menos cuatro levantamientos de la ENICRIV, facilitando el análisis de las tendencias del delito en los últimos diez o quince años. El comportamiento promedio de los quince países muestra que los niveles de criminalidad alcanzaron su máximo a mediados de los años noventas, seguidos desde entonces de una baja lenta pero constante.
Las tasas de victimización de casi todos los países, uno por uno, muestran el mismo patrón curvilíneo. Las caídas son más pronunciadas en delitos contra la propiedad como los delitos relacionados con vehículos (robo de bicicleta, robo de autopartes u objeto de vehículo y robo de uso de vehículos) y robo a casa habitación.
En la mayoría de los países, la delincuencia en 2004 ha regresado a los niveles que se tenían a fines de los años ochenta. Estados Unidos ha actuado como un país marcador de tendencia, ya que su victimización se mostró en descenso desde 1992, cuando se realizó la segunda ENICRIV.
Podría decirse que el descenso casi universal en el volumen de la delincuencia es el resultado más impactante de la quinta ENICRIV, lo cual plantea un reto claramente teórico para los criminólogos.
Las políticas penales muestran una gran variación entre países.
Los datos de la ENICRIV sobre la implantación de medidas preventivas contra el robo a casa habitación indican que ha habido un aumento significativo en el uso de ese tipo de medidas en todos los países participantes. El mejoramiento de medidas de seguridad pudiera ser una de las causas principales tras la caída universal de delitos como los robos de uso (de vehículos) o los robos a casa habitación.
Victimización y delitos registrados por la policía
Se hizo una comparación entre el nivel de victimización por delito según las estimaciones de la ENICRIV y las cifras registradas en la Colección Europea de Estadísticas de la Delincuencia y la Justicia Penal* (European Sourcebook on Crime Statistics); fuente, esta última, que constituye un esfuerzo para armonizar estadísticas oficiales.
Las correlaciones en países industrializados entre las dos mediciones fueron más fuertes cuando las tasas de victimización se ajustaban según las tasas de denuncia a la policía. Es decir, hay una clara correspondencia entre el riesgo relativo del delito cuando se toman en cuenta las diferencias en tasas de denuncia.
Las correlaciones entre victimización sin ajustar y las cifras policiales son débiles y poco significativas desde el punto de vista estadístico. Los resultados confirman la opinión de que los niveles de delincuencia no pueden ser determinados comparando niveles de delitos comunes reportados a la policía en diferentes países. Las encuestas de victimización parecen ser una mejor fuente de información de los niveles de criminalidad en todos los países.
En segundo lugar, también se analizaron las tendencias según la victimización y según los registros de delitos de la policía durante los últimos 4 o 5 años. Se encontró que las dos medidas no se correlacionan, o se correlacionan negativamente. La evidencia disponible sugiere que por lo menos, para estudiar un lapso de tiempo breve, las estadísticas delictivas registradas por la policía no son confiables para utilizarse en la estimación de cambios de la delincuencia.
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