sábado, 6 de junio de 2009
Colonias populares del Sur Oriente y Poniente se suman públicamente al Candidato Sami David
COCINA AFRODISIACA
Imparten Curso sobre Derechos Humanos y Migración a elementos de PEP y PEF
La SSPM pone en marcha sistema de identificación criminal
Ayuntamiento de Tapachula se une al cuidado del medio ambiente
Protección Civil municipal atiende derrumbe
DIF-Tapachula apoya a niños del centro Dawn
Sami David, promulgará la ley de jóvenes para generar empleos, becas, educación e inversión en tecnologías.
COCINA AFRODISIACA
La inolvidable boda juche… A mis compañeros comunicadores que festejarán este domingo ¡Felicidades!
Además de otras cosas la comida también entra por los ojos, la frescura de los ingredientes naturales debiera ser suficiente, pero la inalcanzable inventiva humana, cocina, mezcla, transforma y decora los alimentos con la misma pasión empleada en el arreglo personal. La asociación entre las formas y colores de los alimentos y los del cuerpo es inevitable: En el baño de un restaurante en San Petesburgo, el dueño que era también pintor, decoró los baños de los hombres; mostraba muchachas chupando espárragos con tal sensualidad, que sólo un inocente habría dejado de percibir la ilusión directa. Tengo un amigo que cuando descubre a su mujer en la cocina, según él le despierta el apetito y lo vuelve loco, por eso la toma por la espalda y aunque ella le dice un poco apenada que espere, él la acaricia y le da un beso, le lame el cuello traviesamente y prueba su sudor. Asegura que lo excita tanto ese sabor agrio y dulce que termina tumbándola sobre la mesa donde pica pollos y cebollas, la toma con determinación y sin que pueda defenderse la hace suya recitándole una letanía de palabras que, dichas en otro lado suenan groseras. Pocas mujeres han tenido este tipo de encuentros, porque al cuidar las formas y algunos prejuicios, echan al hombre a otros brazos con el pretexto de que no es el lugar indicado o de que las va a castigar Dios. Yo siempre he sido un fiel creyente que al pensar en comida afrodisíaca descarto de inmediato la etiqueta, porque la servilletas y las copas estorban, sin embargo suelo recomendar para iniciar el coloquio amoroso dos mitades de duraznos con pezones de frambuesa en un lecho de crema chantilli, lamiéndolo suavemente y sin retirar la vista del objeto a tumbar. Me lo agradecerá si echa a andar esta recomendación con valentía y deseos. Las mujeres suelen tener mayor imaginación que los hombres, solo es cuestión de atreverse para probar nuevas variedades. La variedad renueva el ardor amoroso una y otra vez. Aunque esto explica la poligamia y la infidelidad, ambas agotadoras, porque llevar doble vida tal vez sea fácil, pero cumplirle bien a dos hembras solo el Rey Salomón, que además de la hija del Faraón, amó a muchas mujeres que Jehová desaprobaba, no por la cantidad sino porque eran extranjeras. Tuvo setecientas esposas reinas y ochocientas concubinas… Panchita Ríos fue la cuarta esposa de un hombre que sino era viejo, lo tomó cuando ya estaba cansado. Ella tenía apenas veintidós años y como en Juchitán después de los veinte las mujeres ya pasan a ser solteronas para dedicarse a vestir santos, prefirió darse la oportunidad de su vida. Se había guardado virgen porque sus padres le aseguraron que ese detallito era un punto a su favor para transitar bien en el mercado matrimonial. El hombre llegó no se sabe de dónde, el romance aunque no fue apasionado como el de una pareja de dieciséis, ella pudo probar algo de lo que muchas veces la hizo meterse a casa con rapidez para darse un baño con agua fría y alejar los malos espíritus. Se casó de blanco, como se casan las señoritas vírgenes y aunque el hombre tenía cincuenta, se veía galán y con buena presencia; era alto, de piel tostada y ojos profundamente azules, ella era blanca, cabello negro, buena estatura, hermosas caderas y todavía la piel manifestaba frescura. No hubo luna de miel porque los padres de Panchita no deseaban dejar de ver a su hija un solo día, convencieron al hombre para que usara el cuarto que se encontraba al fondo de la casa mientras la fiesta recibía a medio pueblo que se emborrachó en su honor. La pareja solo compartió el vals, después el “medioshiga” (ofrenda económica que dan a los novios para que empiecen su nueva vida) y en seguida el baile de la mucura con el rompimiento de más de cien cantaros como aviso de que en breve, el novio rompería algo. Comieron caldo empanada en platos de barro acompañado con tortillas de mano y se despidieron bajo la pícara mirada de los invitados, quienes bromeaban que el hombre necesitaría un cincel para su trabajo. Panchita decoró la habitación de adobe y techos de teja con flores de guichache, vistió la cama con sábanas ribeteadas de tira bordada, regó agua de chintul en el piso de ladrillo cuadrado para perfumar el ambiente y colocó almohadas de pochota vestidas con encaje francés, que su madre había reservado para alguna ocasión importante. El interior era fresco, la pareja entró sin hacer ruido y cerraron la puerta con una tranca de madera para que los ruidos no se escucharan. No había necesidad de música, llegaba hasta ellos los sonidos de la banda y el bullicio de la juchada bailando sones y cacheteándose las nalgas por una canción popular istmeña que se danza cuando ya perdieron la pena y están briagos, tanto hombres como mujeres. Panchita no esperó a que el hombre tomara la iniciativa, su madrina la había llenado de consejos para cuando llegara ese día, así que se desprendió de la enagua y los tres refajos, hizo a un lado los collares de oro, se deshizo del huipil, se desenredó la trenza y en menos de lo imaginado estaba de pie frente a él como Dios la trajo al mundo. Era una diosa madura de buenas carnes a quien la cabellera le cubría los pezones, los mismos que el hombre tomó con delicadeza entre sus manos y chupó delicadamente como si fuese un niño tierno. Ella, como buena juchita le desabotonó la camisa y se la quitó con palabras dulces, luego los zapatos, en seguida el pantalón y lo demás lo dejó para que él lo hiciera en el momento justo. El hombre sentado y ella de pie, él la acariciaba a tiempo que ella perdía el control, sentía desmayarse de placer y, como la historia es real y no producto de mi imaginación, el hombre se desnudó por completo y la invitó a acaballarse sobre él, no por flojo y viejo, sino para que fuera ella misma marcando el ritmo. Así poco a poco, en medio de una habitación con sombras del medio día perdió su virginidad lanzando un grito de alegría que él ahogó con un beso a tiempo que la tomaba con fuerza y precisión de las caderas. En ese momento de gloria Panchita dejaba atrás una serie de remordimientos y atolondramientos, ahora podría llegar incluso la muerte e irse feliz porque ya era mujer. Se amaron otra vez y ella lo llamó “padre”, le prometió amarlo el resto de sus días y vivir para él como esclava, pero Panchita no sabía lo que decía, todo era producto de un placer inimaginable. Cinco horas después tocaron la habitación para anunciarles que los esperaban para comunicar a todos el resultado del coito. El novio no entendió muy bien hasta que ella le explicó que se trataba de una costumbre inquebrantable, ella debía mostrar la sábana con la huella de haber sido desflorada para que la fiesta continuara. En caso contrario la honra estaría en tela de duda. Aunque el novio no estuvo de acuerdo, Panchita tomó la sábana con la huella de sangre virginal, sudor y semen, lo dobló, se vistieron y salieron tambaleantes, débiles y con las piernas enclenques. La madrina de Panchita tomó la sábana y la extendió frente a todos, hubo aplausos y la madrina colocó en la puerta de la casa una olla entera, como símbolo de que su ahijada, aunque vieja, había sido doncella y salvado la honra familiar. El hombre cambiaba de color, se le hacía bárbaro y ante tal hazaña los hombres lo rodearon como si hubiese realizado una proeza. Se lo llevaron con los demás viejos para festejar su puntería y seguir bebiendo mezcal. -Que siga la fiesta- dijo el padre de la novia –Porque mi hija ha salido virgen- Y ondeaban la sábana como si fuese una bandera victoriosa a tiempo que las mujeres bailaban entre ellas mismas con cerveza en mano y otras con la botella en la cabeza, reían y levantaban sus enaguas bordadas, echaban el rostro y mostraban donaire, la banda tocaba un son que, sino era “Dios nunca muere”, se parecía mucho. Luego llegaron las complacencias y la banda interpretó Nereyda, La Sandunga y otras canciones que hablan de mujeres atrevidas que se van con otro, o de aquel que la llevó al río creyendo que era mozuela… Entró la noche y la fiesta siguió, algunas mujeres ya en estado inconveniente dormían para volver más tarde, otras llegaban frescas y las neveras se rellenaban se cerveza y hielo, se servía más comida y en el patio trasero de la casa una veintena de mujeres seguía cocinando gallinas recién sacrificadas, chivos barracos, puercos y echando tortillas como para un ejército. La fiesta duraría cinco días más en honor de los novios y la cervecería seguiría surtiendo camiones y camiones de cerveza; se remplazaba la banda cada ocho horas y no era extraño ver a una mujer tirada en el piso o un par de hombres en la misma situación: Era motivo de fiesta y no habían prejuicios. Después de los cinco días de fiesta y cuando mucha gente terminó con sueros en sus casas o con diarrea amarilla, la vida volvió a ser la misma de antes. Panchita se quedó a vivir con sus padres porque ya eran viejos y finalmente ella heredaría la casa. El hombre y ella vivieron felices, tuvieron dos hijos y aunque el sexo fue mermando cada día más, Panchita encontró la forma para que su marido, sin tener que usar energías más que su lengua traviesa, la llevara al paraíso las veces que se le antojaba ¡¿Qué bonito verdad?! Allá en el Istmo, las mujeres todavía llegan vírgenes al matrimonio, las que lo pierden en los retumbos de la juventud, no les queda otra más que seguir disfrutando los placeres pero difícilmente habrá hombre que las salve, al menos que sea extranjero y no le importe ese “detallito” ¿Usted qué opina?, ya que supongo se casó con una virgen… (En otra ocasión le doy la receta del “caldo empanada”, una delicia del istmo que se come en bodas y otros festejos) Para comentarios escríbeme
morancarlos.escobar @gmail.com
Demagogia y represión electoral
Integran Directorio de Servicios Informáticos en Tapachula
DIF-Tapachula implementa nuevo plan educativo en su guardería
En temporada de lluvias cuesta mucho más potabilizar el agua: COAPATAP
jueves, 4 de junio de 2009
Sami David comprometido con el desarrollo sostenible de colonias populares
COCIN AFRODISIACA
Cuando el amor se acaba…¿Qué? No es presunción, pero antier recibí más de cincuenta correos, incluyendo el de un presidente municipal de este estado de Chiapas, que como coincidencia llegó, entre el resto que me pidió que no los borrara de mi lista de contactos para seguirles enviando lo que escribo todo los días, así como la columna de mi compañero y amigo Alberto González Martínez. La verdad es que me sentí como aquellos que se mueren y los convierten en santos después de haber sido unos cabrones en vida, al menos pude visualizar cuánta gente lo sentiría, borrando de un plumazo que no solo mis perros y unos cuantos amigos me quieren, amén a mí mamá, mi pareja y mi nana que me debe extrañar porque no me ha vuelto a ver desde hace 30 años. ¡Gracias queridos lectores! La comida, como el amor, entra por la nariz, y quien no esté de acuerdo, es porque no ha disfrutado nunca del olor y del sabor de su pareja. Sí, eso que emana de nuestro cuerpo y sin que nadie lo perciba más que la persona que nos quiere, es lo que vulgarmente se llama “química”, pues aquellos que se van tras la aventura del buen cuerpo pueden terminar decepcionados o simplemente encantados por la novedad, pero nunca “enculados”, como decimos cuando alguien pierde la voluntad ante la otra persona. Mucha gente que se pregunta cómo puede un hombre guapo y acosado por muchas mujeres, incluso ajenas, convivir con una hembra gorda que ante los ojos de todos es detestable, debe ser porque esa persona no ha descubierto porqué convive con su pareja, sí es probable que ante la vista de los demás, él también comparta su vida al lado de una mujer que sino es una hermosura, al menos nadie en su sano juicio saldría ni a una fiesta con una mujer peluda de las piernas o patas, bigotes y pelos en las axilas… Nada en este universo está al revés, somos nosotros los humanos los que a veces elegimos simplemente por la vista o porque nos conviene, como en el caso de muchas niñas que se casan con el muchacho que sino es guapo ni les gusta cómo huele y cómo hace el amor, al menos, van enajenadas por que ningún otro más que el elegido, podrá darles la vida que ellas añoran, aunque luego se decepcionen y se busquen un amante para cubrir sus frustraciones. En otras ocasiones me he referido a esto como “las feromonas”, algo de lo que casi nadie habla ni investiga porque no desea perder el tiempo en boberías, sobre todo cuando la crisis está en su apogeo. Es recomendable precisamente en estos tiempos que aquellos que se encuentras agobiados por no saber cómo hacerle para salir del agujero, se inclinen por darle cuerda a la imaginación, rescatar lo perdido y evitar que el matrimonio o la mujer se pierda buscando otros brazos que al menos no sean tan débiles… Dice una frase popular que, “cuando el amor entra por la puerta, el amor sale por la ventana” Y quien inventó esta frase no está loco, debe ser un sabio, porque la pobreza da lugar a que la mujer se desespere, en caso de que sea usted el hombre que mantiene el hogar, porque sí es al revés, mejor quédese callado o sáltese la página que no le conviene leer lo que sigue. En efecto, cuando la pobreza entra a la casa, es necesario rescatar lo que se perdió en el camino. Aquellas parejas que se preocupan por darle todo a la mujer, sobre todo comodidad, lujos, joyas y otros caprichitos, se olvidan que existe un elemento capaz de rescatar todo lo que está apunto de explotar; el amor. Sí, eso por lo que llegamos a formar pareja y que nos va llevando de la mano sin darnos cuenta mientras que en el camino nos confiamos y perdemos todos aquellos pequeños pero grandes detalles con que conquistamos a una mujer. En el camino perdemos los detalles y nos entra la confianza, se suelta el cuerpo y de pronto la mujer se convierte en una sirvienta de lujo y el hombre se desliga de todas sus obligaciones sentimentales porque considera que, al darle comida, sustento y uno que otro lujito a su consorte, ésta ya está contenta. La realidad no es así de simple, por eso vemos en la calle a muchas mujeres en lujosos autos pero enseñando sin vergüenza un rostro de infelicidad imposible de poder disimular. Mujeres que aparentemente son felices, cuidando niños, administrando una casa, recibiendo del esposo lo que éste tiene tiempo de darle en especie pero no en tiempo ni en amor como cuando eran novios y muchos menos continuar con esa conquista diaria, con el cultivo de lo único que nos salvará de vivir una existencia vulgar, y no me refiero a una vida de soledad, sino a una vida acompañada de una persona que solo vale como ser humano en pesos, porque filosóficamente, el hombre íntegro y honesto es aquel que cumple amando y procurando lo que una vez prometió en el altar. Sí, la peor crisis que puede ingresar a un hogar es cuando la esencia del amor se pierde, cuando los valores y esos detalles se quedan olvidados en el camino y la costumbre rebasa los sentimientos de una pareja y el porqué de una vida en pareja. Por eso es importante, todos los días continuar con la relación como cuando éramos novios, al menos esa es la esperanza que tienen de millones de mujeres que viven por años decepcionadas de sus esposos pero atrapadas por niños, por el qué dirán y porque la costumbre es más fuerte. Una amiga se casó un día supuestamente con un hombre muy rico, tal vez pensó que era una fortuna que nunca se acabaría pero un día sucedió lo que siempre ocurre, las cuentas jugosas y las propiedades se terminaron y con eso, el amor en el interior del hogar se expuso como lo peor. Se comenzaron a lastimar, golpearon psicológicamente a tres niños y sintieron que la vida se les acababa en un instante. El matrimonio comenzó los trámites de divorcio por incompatibilidad de caracteres. Habían vivido juntos más de quince años y habían superado otras crisis dándose aliento el uno al otro pero en esta ocasión, ninguno de los dos sabía en realidad cuál era el motivo del divorcio, aunque vociferaban odiarse una noche la esposa se puso a pensar en lo que le esperaría a ella, a sus hijos y cómo sería su vida sin el hombre al que había elegido. Se pregunto eso y mucho más… La historia es real, la esposa invitó una noche a su esposo para beber una copa en un bar a donde iban recién casados y el esposo asistió, a pesar del anuncio de la esposa de que ella pagaría la cuenta, porque éste no tenía ni un peso partido por la mitad. En el bar, recordaron cómo se conocieron, se preguntaron sí habían sido felices, registraron todos sus interiores, se desnudaron del alma y ambos llegaron a la conclusión de que a pesar de todo, se seguían amando. Lloraron juntos y volvieron a brindar, apenados por tantos insultos… Tras un acuerdo de que los niños dejarían de ir al colegio de niños popis para ingresar a una escuela pública y que no les pasaría nada y ni dejarían de ser grandes solo por eso; ella se alejaría de sus amigas de la tanda, suspendería sus salidas a fiestas de cooperación en efectivo y él, abandonaría sus salidas con amigos al bar y otros gastos superfluos... Brindaron seguros de que enfrentarían esa crisis a brazo partido, con honestidad y sin disimulo ante sus amistades y expuestos a saber que todos se alejarían de ellos pero les quedaría algo mejor, “ellos mismos”. Perdieron a todos sus amigos, porque claro está, en esta sociedad quien de rico llegué a pobre descubre la verdad de la vida, así que comenzaron una nueva historia, iniciaron como recién casados porque él esposo ahora apapachaba a su esposa viendo los malabares que hacía para estirar el poco dinero que le daba y hasta le hacía el amor en la cocina de puro gusto. Por cierto ¿Hace cuanto su esposo no le hace el amor en la cocina?, o que al menos se quede con usted entre esas cuatro paredes charlando, admirándola o simplemente acompañándola mientras usted cocina… La pareja se rescató, aprendieron a vivir con poco, volvieron a beber la copa juntos como cuando eran novios y descubrieron tantas cosas que el dinero les había negado, tanto que programaban viajes juntos a lugares cercanos, tal vez no Las Vegas, pero la pareja disfrutaba el momento, celebraban la unión y sobre todo, saber que nada estaba perdido, y que lo más rescatable de la crisis es descubrir que la pareja es de dos, y que los amigos o la sociedad en muchas ocasiones, solo separa, en vez de unir, porque vivimos la vida de los demás y no la nuestra. Y toco comenzó por la comida, así que si desea comer con su pareja y a gusto, vaya a Marinni, que ofrece un menú diario por 98 pesos que incluye hasta refresco, se lo recomiendo por aquello de que no haya crisis económica en la casa y con poco, usted y su pareja se la pasarán ¡genial! ¿Hace cuánto que no invita a su esposa a comer fuera de casa y a los niños los manda con su mama? Pero vayan solos, sin niños, como solteros para que puedan disfrutarse, sí le va bien y le resulta, cuénteme su historia como muchas que antier llegaron a mi correo y que en breve se las compartiré. Para comentarios escríbeme a
morancarlosescobar@gmail.com