Cuando el amor se acaba…¿Qué? No es presunción, pero antier recibí más de cincuenta correos, incluyendo el de un presidente municipal de este estado de Chiapas, que como coincidencia llegó, entre el resto que me pidió que no los borrara de mi lista de contactos para seguirles enviando lo que escribo todo los días, así como la columna de mi compañero y amigo Alberto González Martínez. La verdad es que me sentí como aquellos que se mueren y los convierten en santos después de haber sido unos cabrones en vida, al menos pude visualizar cuánta gente lo sentiría, borrando de un plumazo que no solo mis perros y unos cuantos amigos me quieren, amén a mí mamá, mi pareja y mi nana que me debe extrañar porque no me ha vuelto a ver desde hace 30 años. ¡Gracias queridos lectores! La comida, como el amor, entra por la nariz, y quien no esté de acuerdo, es porque no ha disfrutado nunca del olor y del sabor de su pareja. Sí, eso que emana de nuestro cuerpo y sin que nadie lo perciba más que la persona que nos quiere, es lo que vulgarmente se llama “química”, pues aquellos que se van tras la aventura del buen cuerpo pueden terminar decepcionados o simplemente encantados por la novedad, pero nunca “enculados”, como decimos cuando alguien pierde la voluntad ante la otra persona. Mucha gente que se pregunta cómo puede un hombre guapo y acosado por muchas mujeres, incluso ajenas, convivir con una hembra gorda que ante los ojos de todos es detestable, debe ser porque esa persona no ha descubierto porqué convive con su pareja, sí es probable que ante la vista de los demás, él también comparta su vida al lado de una mujer que sino es una hermosura, al menos nadie en su sano juicio saldría ni a una fiesta con una mujer peluda de las piernas o patas, bigotes y pelos en las axilas… Nada en este universo está al revés, somos nosotros los humanos los que a veces elegimos simplemente por la vista o porque nos conviene, como en el caso de muchas niñas que se casan con el muchacho que sino es guapo ni les gusta cómo huele y cómo hace el amor, al menos, van enajenadas por que ningún otro más que el elegido, podrá darles la vida que ellas añoran, aunque luego se decepcionen y se busquen un amante para cubrir sus frustraciones. En otras ocasiones me he referido a esto como “las feromonas”, algo de lo que casi nadie habla ni investiga porque no desea perder el tiempo en boberías, sobre todo cuando la crisis está en su apogeo. Es recomendable precisamente en estos tiempos que aquellos que se encuentras agobiados por no saber cómo hacerle para salir del agujero, se inclinen por darle cuerda a la imaginación, rescatar lo perdido y evitar que el matrimonio o la mujer se pierda buscando otros brazos que al menos no sean tan débiles… Dice una frase popular que, “cuando el amor entra por la puerta, el amor sale por la ventana” Y quien inventó esta frase no está loco, debe ser un sabio, porque la pobreza da lugar a que la mujer se desespere, en caso de que sea usted el hombre que mantiene el hogar, porque sí es al revés, mejor quédese callado o sáltese la página que no le conviene leer lo que sigue. En efecto, cuando la pobreza entra a la casa, es necesario rescatar lo que se perdió en el camino. Aquellas parejas que se preocupan por darle todo a la mujer, sobre todo comodidad, lujos, joyas y otros caprichitos, se olvidan que existe un elemento capaz de rescatar todo lo que está apunto de explotar; el amor. Sí, eso por lo que llegamos a formar pareja y que nos va llevando de la mano sin darnos cuenta mientras que en el camino nos confiamos y perdemos todos aquellos pequeños pero grandes detalles con que conquistamos a una mujer. En el camino perdemos los detalles y nos entra la confianza, se suelta el cuerpo y de pronto la mujer se convierte en una sirvienta de lujo y el hombre se desliga de todas sus obligaciones sentimentales porque considera que, al darle comida, sustento y uno que otro lujito a su consorte, ésta ya está contenta. La realidad no es así de simple, por eso vemos en la calle a muchas mujeres en lujosos autos pero enseñando sin vergüenza un rostro de infelicidad imposible de poder disimular. Mujeres que aparentemente son felices, cuidando niños, administrando una casa, recibiendo del esposo lo que éste tiene tiempo de darle en especie pero no en tiempo ni en amor como cuando eran novios y muchos menos continuar con esa conquista diaria, con el cultivo de lo único que nos salvará de vivir una existencia vulgar, y no me refiero a una vida de soledad, sino a una vida acompañada de una persona que solo vale como ser humano en pesos, porque filosóficamente, el hombre íntegro y honesto es aquel que cumple amando y procurando lo que una vez prometió en el altar. Sí, la peor crisis que puede ingresar a un hogar es cuando la esencia del amor se pierde, cuando los valores y esos detalles se quedan olvidados en el camino y la costumbre rebasa los sentimientos de una pareja y el porqué de una vida en pareja. Por eso es importante, todos los días continuar con la relación como cuando éramos novios, al menos esa es la esperanza que tienen de millones de mujeres que viven por años decepcionadas de sus esposos pero atrapadas por niños, por el qué dirán y porque la costumbre es más fuerte. Una amiga se casó un día supuestamente con un hombre muy rico, tal vez pensó que era una fortuna que nunca se acabaría pero un día sucedió lo que siempre ocurre, las cuentas jugosas y las propiedades se terminaron y con eso, el amor en el interior del hogar se expuso como lo peor. Se comenzaron a lastimar, golpearon psicológicamente a tres niños y sintieron que la vida se les acababa en un instante. El matrimonio comenzó los trámites de divorcio por incompatibilidad de caracteres. Habían vivido juntos más de quince años y habían superado otras crisis dándose aliento el uno al otro pero en esta ocasión, ninguno de los dos sabía en realidad cuál era el motivo del divorcio, aunque vociferaban odiarse una noche la esposa se puso a pensar en lo que le esperaría a ella, a sus hijos y cómo sería su vida sin el hombre al que había elegido. Se pregunto eso y mucho más… La historia es real, la esposa invitó una noche a su esposo para beber una copa en un bar a donde iban recién casados y el esposo asistió, a pesar del anuncio de la esposa de que ella pagaría la cuenta, porque éste no tenía ni un peso partido por la mitad. En el bar, recordaron cómo se conocieron, se preguntaron sí habían sido felices, registraron todos sus interiores, se desnudaron del alma y ambos llegaron a la conclusión de que a pesar de todo, se seguían amando. Lloraron juntos y volvieron a brindar, apenados por tantos insultos… Tras un acuerdo de que los niños dejarían de ir al colegio de niños popis para ingresar a una escuela pública y que no les pasaría nada y ni dejarían de ser grandes solo por eso; ella se alejaría de sus amigas de la tanda, suspendería sus salidas a fiestas de cooperación en efectivo y él, abandonaría sus salidas con amigos al bar y otros gastos superfluos... Brindaron seguros de que enfrentarían esa crisis a brazo partido, con honestidad y sin disimulo ante sus amistades y expuestos a saber que todos se alejarían de ellos pero les quedaría algo mejor, “ellos mismos”. Perdieron a todos sus amigos, porque claro está, en esta sociedad quien de rico llegué a pobre descubre la verdad de la vida, así que comenzaron una nueva historia, iniciaron como recién casados porque él esposo ahora apapachaba a su esposa viendo los malabares que hacía para estirar el poco dinero que le daba y hasta le hacía el amor en la cocina de puro gusto. Por cierto ¿Hace cuanto su esposo no le hace el amor en la cocina?, o que al menos se quede con usted entre esas cuatro paredes charlando, admirándola o simplemente acompañándola mientras usted cocina… La pareja se rescató, aprendieron a vivir con poco, volvieron a beber la copa juntos como cuando eran novios y descubrieron tantas cosas que el dinero les había negado, tanto que programaban viajes juntos a lugares cercanos, tal vez no Las Vegas, pero la pareja disfrutaba el momento, celebraban la unión y sobre todo, saber que nada estaba perdido, y que lo más rescatable de la crisis es descubrir que la pareja es de dos, y que los amigos o la sociedad en muchas ocasiones, solo separa, en vez de unir, porque vivimos la vida de los demás y no la nuestra. Y toco comenzó por la comida, así que si desea comer con su pareja y a gusto, vaya a Marinni, que ofrece un menú diario por 98 pesos que incluye hasta refresco, se lo recomiendo por aquello de que no haya crisis económica en la casa y con poco, usted y su pareja se la pasarán ¡genial! ¿Hace cuánto que no invita a su esposa a comer fuera de casa y a los niños los manda con su mama? Pero vayan solos, sin niños, como solteros para que puedan disfrutarse, sí le va bien y le resulta, cuénteme su historia como muchas que antier llegaron a mi correo y que en breve se las compartiré. Para comentarios escríbeme a
morancarlosescobar@gmail.com
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