miércoles, 3 de septiembre de 2008

La renuncia de Campa

Mario Galvez Narro/Milenio
Los resultados del accionar de Campa en el Sistema Nacional de Seguridad Pública están a la vista de todo el mundo y son netamente deficitarios La renuncia con carácter de irrevocable que ayer presentara Roberto Campa Cifrián, quien por órdenes de su jefa Elba Esther Gordillo abandona el gobierno calderonista para presidir el PANAL, deja ver la falta de compromiso y lealtad que con el propio Felipe Calderón tienen algunos de sus colaboradores, y cuantimás su falta de compromiso con la ciudadanía. Pero además, deja ver claramente que para la Gordillo es más relevante la grilla partidista que la seguridad pública. En pago de los favores políticos que Calderón recibió de "la maestra" durante las elecciones de 2006 fue que a Roberto Campa se le asignó la Secretaría Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. La candidatura presidencial de Campa, como abanderado del Partido Nueva Alianza, siempre fue de paja, es decir una candidatura inventada como parte de un plan ideado tras bambalinas por la maestra y el PAN para golpear políticamente a López Obrador. Tan evidente fue el accionar tramposo y convenenciero de Campa y su jefa que la diferencia de votos entre los candidatos del PANAL al Congreso y los obtenidos por Campa como aspirante presidencial fue de más de un millón a favor de los primeros, lo cual dejó en claro que la instrucción de la maestra fue votar por Calderón a la presidencia y por los candidatos del PANAL al Congreso. A lo largo de toda la contienda electoral Campa Cifrián, quien renunció al PRI por "diferencias irreconciliables" según él, contendió como muñeco de ventrílucuo de Elba Ester y del propio Calderón para golpear a los adversarios de éstos. Los resultados del accionar de Campa en el Sistema Nacional de Seguridad Pública están a la vista de todo el mundo y son netamente deficitarios. Su incompetencia fue tal que sólo hasta que estalló el escándalo por el secuestro y asesinato de Fernando Martí, Campa se acordó de convocar la reunión del Consejo, por lo que ni siquiera podrá cumplir con el compromiso de evaluar los resultados del Acuerdo Nacional para la Seguridad y la Legalidad a los 100 días de suscrito elLa renuncia de Campa puso de manifiesto que el presidente Calderón no tenía todos los hilos de la seguridad bajo su control, lo que evidencia una grave falla cuando se abate sobre el país la mayor ola de violencia e inseguridad de que se tenga memoria. A resultas del pleito entre Jorge Kawaghi y Elba Esther es que Campa Cifrián es llamado a la presidencia del PANAL, el partido propiedad de la maestra, lo cual exhibe no sólo una falta de lealtad institucional del expriísta, sino la demagogia de la maestra cuando habla de la responsabilidad de los funcionarios y de la preeminencia de la seguridad pública en la agenda nacional. El sustituto de Campa es un tal Ricardo Márquez Blas, quien fungía como director general de Planeación del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Es decir, el cambio se dio por simple movimiento escalafonario, lo que vuelve a demostrar la falta de interés del gobierno calderonista para ubicar en puestos relevantes de seguridad pública a personas con verdadera experiencia y capacidad. De hecho, la mayor parte de los integrantes del Gabinete de Seguridad son personajes reciclados del foxismo, como el titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Genaro García, y el Procurador General de la República, Eduardo Medina Mora, y cuya actuación fue y ha sido de gris a pésima. Campa y la Gordillo dejaron constancia de que su prioridad es la grilla con miras a las elecciones federales de 2009, donde esperan mantener la alianza con el PAN a fin de garantizar la integración de una fracción propia del PANAL en las Cámaras de Diputados y Senadores, a fin de gozar de las prebendas y prerrogativas que tienen las fracciones parlamentarias. En estas circunstancias es totalmente ilusorio pensar que Calderón podrá llevar a cabo una reforma educativa como lo exige la república, por lo que no hay posibilidades reales de que México deje el último lugar entre los países que integran la OCDE en materia educativa. Y conste, el problema no es de falta de recursos sino de aplicación de éstos. Calderón por lo visto no ha alcanzado aún a comprender la exigencia ciudadana en materia de seguridad, y su visión negligente volvió a evidenciarse en este penoso asunto de la renuncia -por órdenes de la maestra- de un colaborador suyo.

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