CHIAPAS.- Lujosos yates y veleros de más de veinte países han pasado por ella para avituallarse y disfrutar de los alrededores lo cual hace de este enclave un mosaico de personajes
A escasos kilómetros de la frontera con Guatemala, se encuentra este espléndido rincón náutico ideal para vivir la mejor aventura "conquistando el océano".
A 20 minutos de Tapachula, sobre la costa del Pacífico chiapaneco, un puerto ha convocado a expertos pescadores de toda la República para el VII Concurso de Pesca Deportiva del Pez Vela. Con ese pretexto nos acercamos a conocer un territorio lleno de posibilidades, en el que la fauna y la vegetación componen un escenario de ensueño.
Como a todo visitante que llega al aeropuerto de Tapachula, el golpe del calor y la humedad, evocadores de selvas y manglares, me envolvió como si la diferencia entre el aire del avión y el del Soconusco fuera tan grande como la que existe entre el aire y el agua. Por suerte, no tuve que esperar demasiado -apenas cinco minutos en coche- para sentir la brisa marina, que conforta, y ponerme al resguardo de la sombra en la palapa principal de Marina Chiapas, desde donde pude contemplar los mástiles de las embarcaciones que apuntaban hacia ese cielo del último rincón al sur del país.
Conversar con marineros
La Marina Chiapas está pensada, sobre todo, como un puerto para cubrir las necesidades de los navegantes más exigentes. Lujosos yates y veleros de más de veinte países han pasado por ella para avituallarse y disfrutar de los alrededores, lo cual hace de este enclave un mosaico de personajes interesantes de cualquier esquina del mundo. Con espacio en agua para 70 embarcaciones de gran calado y un “patio seco” para otras 200, en el que muchos navegantes dejan su barco a resguardo durante la temporada de huracanes, la marina ofrece una gama de actividades para todos los gustos.
Actividades acuáticas en Marina Chiapas /Ástrid Rodríguez
En primer lugar, está la pesca deportiva, cuyo principal acontecimiento, el concurso que presenciamos, convocó a experimentados pescadores de distintas partes del país. A las 6 de la mañana se reunieron en el puerto, bañados por la luz todavía discreta del alba, para salir al mar en busca de la mancha de peces que les regalara el triunfo. Tenían hasta las 4 de la tarde para volver.
Mientras tanto, me entretuve platicando con algunos de los viajeros que habían elegido la marina para detenerse unos días. Según supe, se trata de una locación privilegiada, pues muchos de los navegantes vienen desde California, hacen una parada en el Mar de Cortés, a veces se detienen también en Huatulco, y finalmente en Marina Chiapas antes de descender por la costa de Centroamérica hasta cruzar el canal de Panamá para ascender de nuevo hacia Estados Unidos por el Caribe y el Golfo de México. Es una de las rutas predilectas en las que muchos ponen a prueba sus dotes navegantes.
Los inagotables entornos de la marina
La parada que hacen aquí ofrece distintas posibilidades de disfrute a los visitantes. Los que se quedan solamente un par de días, pueden disfrutar de las comodidades de primer nivel que ofrece el lugar, incluyendo un restaurante, canchas de tenis recién estrenadas y la posibilidad de darle a sus embarcaciones el mantenimiento necesario antes de hacerse a la mar. Si se detienen durante más días, pueden aventurarse más a fondo por las maravillas del Soconusco: conocer las plantaciones de cacao y ver la molienda tradicional de ese fruto, tal y como se ha hecho durante siglos; avistar algún quetzal en su entorno natural, en los paseos que los guías locales ofrecen por los alrededores; estirar el brazo en algún sembradío de mango Ataúlfo (nombrado así en honor al propietario del terreno de esa variante, don Ataúlfo Morales) para probar uno de esos suculentos frutos; o visitar los viveros de flores tropicales que todo el año producen deslumbres multicolores.
Los navegantes que no corren con prisas dejan su embarcación en la marina para internarse, un poco más allá, por la famosa ruta del café, visitando las fincas donde se produce y degusta uno de los mejores cafés de México.
O bien algunos, siguiendo las recomendaciones del personal de la marina, deciden conocer el sitio arqueológico de Izapa, uno de los más importantes y antiguos del estado, en el vecino municipio de Tuxtla Chico.
Reñida competencia
Después de las 2 de la tarde empezaron a llegar las primeras embarcaciones del concurso de pesca (hay que aclarar: cuando no hay concurso y premios de por medio, la pesca deportiva implica soltar al animal al mar después de haberlo capturado. Solo rara vez, como en esta ocasión, se lleva al pez vela al puerto para pesarlo y exhibirlo). Los pescadores se afanaban en cargar sus presas de 28 o 29 kg y llevarlos corriendo, antes de que perdieran peso, hasta la báscula del concurso; los que se situaban en primero, segundo y tercer lugar se iban colgando para exhibición y rápidamente los niños del lugar se agolpaban en torno a ellos para fotografiarse a su lado.
Un grupo de pescadores venidos de Huatulco fijó la marca del primer lugar en 31 kilos y fracción, y después de ellos pasó un buen tiempo sin que ninguna nueva embarcación llegara. Eran las 3:55 de la tarde, y por lo tanto faltaban cinco minutos para que se diera por concluido el concurso, cuando un barco se dejó ver en la entrada de la Marina, irrumpiendo en reversa a toda marcha. El hábil capitán no se molestó en llevar la nave hasta la rampa por la que habitualmente se descarga la pesca: no había tiempo para eso.
Tras orillarse en cualquier punto, varios tripulantes cargaron al pez vela que llevaban. A las 3:59 se pesó y un segundo después, el juez anunciaba que la competencia se cerraba. Con más de 34 kilos, éste arrebató el triunfo a los huatulqueños en el último segundo. Hubo vítores y el que había sacado semejante trofeo -un adolescente de apenas 15 años- fue festejado por la multitud que se acercaba apresuradamente junto a los muelles para seguir el desenlace.
Pesca deportiva en Marina Chiapas / Ástrid Rodríguez
Todavía algunas horas después seguían llegando, derrotados pero divertidos, curtidos por la sal y por el sol, los últimos pescadores con las manos vacías, y todavía la gente los recibía en el muelle con ánimo jovial y una bebida fría.
Leyendas marinas
El mundo náutico tiene un lenguaje propio, un código, y también un buen cúmulo de leyendas que lo acompaña. Decían los pescadores en el puerto que el récord mundial de pesca del pez vela es de 70 kg: más del doble de lo que la competencia dio esta vez. Ese mundo náutico, asociado generalmente a un alto nivel adquisitivo, está cobrando fuerza en nuestro país, y cada vez son más las opciones que nuestras costas ofrecen a este respecto. Marina Chiapas resultó ser el mejor ejemplo de ello. Una parada obligatoria para el navegante ávido de nuevas experiencias que quiera asomarse, desde el Pacífico, a esa diversidad casi imposible de climas y culturas que es el estado de Chiapas.
Biodiversidad
Además de la diversidad natural que ofrece el océano Pacífico, en los alrededores del puerto se pueden encontrar, con frecuencia, iguanas de ribera, caimanes, mono araña y hasta algún venado de cola blanca. En cuanto a la flora, varias especies de mangle constituyen el ecosistema protegido de la región. El avistamiento de aves es otra de las actividades que las inmediaciones ofrecen.
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