VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DEL MENSAJE DEL DOCTOR CÉSAR CAMACHO, PRESIDENTE DEL COMITÉ EJECUTIVO NACIONAL DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL, EN LA CEREMONIA DEL XX ANIVERSARIO LUCTUOSO DE LUIS DONALDO COLOSIO MURRIETA, QUE SE LLEVÓ A CABO EN LA UNIVERSIDAD DEL CLAUSTRO DE SOR JUANA.
Agencias
México, D.F., 23 de marzo de 2014.- Querida familia Colosio, la familia consanguínea y la familia ampliada de la que formamos parte todos nosotros, miles, cientos de miles y millones de mexicanos:
Hace un año afirmé que Colosio Vive, hoy puedo asegurar que Colosio cumple su misión.
El 6 de marzo de 1994, ante su destino, Luis Donaldo se comprometió, como lo dijo, a concretar la transformación democrática de México; sus legatarios, las siguientes generaciones de políticos de corrientes diversas, tomamos la estafeta que su abrupta ausencia dejó y la adoptamos como consigna.
Hoy la tarea que Luis Donaldo se propuso y nos heredó exige ser cumplida. Ocurre porque -como sugirió Andrés Henestrosa- “los prohombres no mueren, no reposan, van y vuelven hasta que sus sueños se cumplen y sus obras terminan por realizarse”.
Luis Donaldo hizo su parte, hagamos la nuestra. El desafío de este, nuestro tiempo, es que la reforma del poder que él postuló transforme la vida de la gente.
Esta conmemoración del día que conmocionó a México es ocasión propicia no sólo para recordar, sino para reconocer al primer político del régimen de partido hegemónico que hizo en público lo que muchas voces hacían sólo en privado: la autocrítica responsable, e hizo suya la exigencia ciudadana de más democracia pero sobre todo el clamor popular de mayor justicia social.
Hoy compartimos memoria, a propósito de un demócrata, cuyos planteamientos evidencian actualidad; ahora que muchas cosas en nuestro país han sido puestas en movimiento, sus ideas cobran vigor, obligan a recuperar la visión de un México mejor y a establecer compromisos para lograrlo con el concurso de los políticos de todo el espectro.
Podemos afirmar que el pensamiento y la obra de Luis Donaldo Colosio son cada día más tricolores, porque son cada día más patrimonio de todos los mexicanos.
Su figura nos convoca a todos y sus planteamientos nos inducen a consensuar, de hecho la mejor forma de honrarlo es conciliando y construyendo, y fue así justamente haciendo sesiones mutuas en diálogo respetuoso y colaborativo que las principales fuerzas políticas integramos un plan de acción conjunta, que es lo que podríamos llamar una incubadora de acuerdos en la que se convirtió el Pacto por México, del que derivaron iniciativas de reformas transformadoras, que fueron enriquecidas, completadas y aprobadas por el poder revisor de la Constitución.
De esa suerte hemos puesto fin, como Colosio planteaba, al monopolio de las iniciativas, los proyectos acabaron siendo de todos y se puso en marcha la transformación del país que tanto queremos en el México que hemos soñado.
Anteponiendo el interés superior de la Nación, los partidos políticos hemos sentado las bases para renovar los términos de la relación entre el ciudadano y el estado, y en este nuevo vínculo no hay, no debe ni puede haber vestigio alguno de autoritarismo como lo deseaba nuestro homenajeado.
Mucho más se ha decidido intensamente con vocación democrática redistribuir el poder, su ejercicio es cada vez más horizontal, lo ejercen instituciones nuevas del Estado y se fortalecen las mejores prácticas de transparencia y rendición de cuentas; incluso algunas tareas del Poder Ejecutivo se han trasladado a otras autoridades. De esa suerte y con una actitud a todas luces madura e inteligente de su titular, como lo dictó Colosio, el Poder Ejecutivo se sujeta estrictamente a los límites constitucionales de su origen republicano y democrático, y respeta las atribuciones del Congreso, como lo marca la ley.
Así es ahora mismo que se ha acentuado un diálogo respetuoso, tan armónico, como fructífero con el Poder Legislativo, y también, como Luis Donaldo quería, el sistema de impartición de justicia es la instancia independiente de la máxima respetabilidad y certidumbre entre las instituciones de la República.
Reformas constitucionales en aspectos clave de nuestra vida pública sobre los que se había analizado mucho y avanzado poco, aprobadas con la participación de legisladores de todo signo. Esto y mucho más son expresiones de una nueva cultura política dirigidas a la redención social.
Las reformas transformadoras no olvidan lo que Donaldo decía: “Sin una mejor distribución del ingreso la economía se debilita y se cierra el camino al crecimiento; pero sin una economía fuerte no hay política social ni eficiente ni duradera”. Es mi convicción, que ésta justamente es la expresión ética de la política.
Con todo lo anterior se actualiza el cambio con rumbo y con responsabilidad de inspiración colosista, que es rasgo inequívoco del horizonte que una bala interrumpió. Pero que los mexicanos de ahora tenemos al alcance de nuestro esfuerzo, de nuestra capacidad de convivir y de converger. El futuro está a la vista y el futuro empieza hoy.
Amigas y amigos colosistas, la cobardía que asesinó a Luis Donaldo no sólo causó coraje. Paradójicamente en muchos también infundió valor, decisión y patriotismo.
Conmocionado por la noticia, según ha revelado, más no abatido incrédulo, dado su perenne optimismo, triste porque parecía que se postergaban las medidas esperanzadoras, el servidor público que persiste en la eficacia, el político que ha dado muestras innegables de vocación social, el titular del Ejecutivo que ejerce una Presidencia democrática Enrique Peña Nieto, a dos décadas de Colosio, ha asumido su propio compromiso con la nación.
Como entonces, en palabras de Luis Donaldo, el gran reclamo de México es la democracia. Sí, pero ahora la democracia de calidad, para que en nuestra nación sea posible la prosperidad con equidad, la seguridad con respecto a los derechos humanos y la justicia con paz.
Los mexicanos lo exigen, y al igual que Colosio, nosotros responderemos.
¡Que viva Colosio!
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