CHIAPAS.- Miles de indígenas y simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) celebraron los primeros 20 años del levantamiento armado con la ausencia del simbólico Subcomandante Marcos.
Pese a la lluvia y el frío, los festejos se realizaron en el poblado de Oventic, Chiapas, hasta donde arribaron afines al EZLN de diferentes entidades y nacionalidades, principalmente de Argentina, Chile, Italia y Francia, que conformaron el "turismo guerrillero".
Para ingresar a Oventic hubo que sortear una dura y gélida carretera, en la que predominó una cortina de neblina. El primer retén zapatista estuvo custodiado por seis efectivos armados que hablaban tzotzil, para evitar que curiosos descifren su comunicación.
Al arribar al denominado "Corazón céntrico de los zapatistas", los visitantes se enfrenron con las miradas de Ernesto El Che Guevara y de Emiliano Zapata, quienes plasmados en un mural hacen de segundo filtro.
Y mientras bajaban por una pendiente de piedra y lodo, los sublevados siempre vigilaron a sus simpatizantes. Unos pasos adelante, fuertemente custodiada, se localiza la Casa de la Junta del Buen Gobierno, donde el EZLN toma las decisiones más importantes.
A lo largo del recorrido, a orillas del camino que conduce al escenario principal, indígenas de la zona vendían elotes a 4.50 y 6 pesos; huevos cocidos por 2, además de los tradicionales tamales de conejo con atole por 5.
En el escenario principal de la región tocaron los Originales de San Andrés, quienes entonaron los corridos "Pueblo Mío", "3 y 4 de mayo", "El reclamo" y la "Toma de Margaritas".
Los acordes de las guitarras, el sonido del acordeón y los golpes en la batería motivaron el contoneo y cánticos de los asistentes.
En el mismo escenario, que tenía de fondo las banderas nacional y del EZLN, también se recordaba a los muertos de los enfrentamientos con el Ejército durante 1994, al menos 57.
En tanto, en algunas casas, construidas principalmente de madera, algunos zapatistas narraron cómo hace cuatro lustros ocuparon las cabeceras municipales de San Cristóbal de las Casas, Altamirano, Las Margaritas, Ocosingo, Oxchuc, Huixtán y Chanal.
El acto principal se realizó en una cancha de baloncesto, el cual estuvo custodiado por escoltas zapatistas encapuchadas. Los asistentes fueron designados debido a su compromiso y aportes a la comunidad.
Una vez que las abanderadas tomaron tanto el lábaro patrio como el guerrillero, marcharon a "paso corto" para que los asistentes les hicieran los honores. Posteriormente, vino el discurso conmemorativo en voz de la Comandanta Hortensia, quien reconoció que el movimiento ha sobrevivido por 20 años pese a adversidades y embestidas oficiales.
Desde el templete acusó a los tres niveles de "mal gobierno" de saquear las riquezas naturales del país. Con voz pausada, pero firme, y con la atención total de los presentes, hizo un balance de estas dos décadas. Aseguró que el EZLN supo y pudo "tirar a la basura" a los partidos, pues gobenó en diversas zonas con autonomía, igualdad y armonía entre sus pobladores.
"Continuaremos en nuestra lucha", anunció.
La comandante zapatista reconoció el trabajo de La Escuelita, en la formación de personas con sentido social y, sobre todo, como semillera del ideal que dio origen al EZLN.
Concluida su participación, el Subcomandante Ernesto leyó el mismo discurso pero en tzotzil.
Tras los posicionamientos, los coordinadores hicieron los gritos de consigna:
"¡Viva Pedro!"
"¡Viva Marcos!"
"¡Viva Ramona!"
"¡Viva Moisés!"
"¡Vivan los insurgentes!"
"¡Vivan las juntas del buen gobierno!"
"¡Viva la otra campaña!"
"¡Viva la escuelita zapatista!"
"¡Viva Chiapas!"
"¡Viva México!", concluyeron.
Luego de los abrazos de la dirigencia zapatista con los asistentes, Los Originales de San Andrés volvieron a tomar el escenario para entonar el "Himno zapatista", seguido de "Las mañanitas".
Así, los zapatistas celebraron las dos décadas del inicio de su insurgencia. Como hace 20 años, una bandera los cobijó, pero ya no fue la de la rebeldía, sino la pacifista.
—Chale, ¿no que venía Marcos? —lamentó un asistente.
—Seguro anda por ahí, no le gusta ser el centro de atención. —respondió su acompañante.
¿Dónde está Marcos?, fue la gran pregunta de varios asistentes que después de la ceremonia se enfilaron a San Cristóbal. Mientras, otros prefirieron retirarse a las casas de campaña que les permitieron instalar en la región.
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