Laura Ruiz Espinosa/Poderes&Azmedios
Tapachula, Chis; NOV. 06 (interMEDIOS).- Decenas de personas se dedican a traficar con el combustible y mercancía de una manera ilegal al sur de Chiapas, lo que ha hecho prosperar el negocio de las gasolineras e incrementar considerablemente los comercios a lo largo de la Frontera Sur con el vecino país de Guatemala, situación que cada día es más alarmante por el hecho de que los balseros arriesgan su vida al cruzar sin protección alguna por el río Suchiate.
En un recorrido realizado se pudo constatar que en los municipios fronterizos como Frontera Hidalgo, Metapa de Domínguez, Suchiate, Tuxtla Chico, Cacahoatán y Tapachula se han construido al menos una docena de nuevas gasolineras en los últimos seis años, algunas incluso a escasos metros de otras ya instaladas, donde miles de litros salen diariamente del país en forma ilegal hacia territorio guatemalteco.
En entrevista con uno de los balseros originario del Departamento de Malacatán en Guatemala, David Chinchilla indicó que es preferible arriesgar su vida en las inmensas corrientes del río, a pasar de forma legal por el puente fronterizo, ya que algunos elementos de Aduanas y Migración constantemente los entretienen con los rigurosos papeleos, cuotas muy elevadas y malos tratos, situación que incomoda a los extranjeros dedicados al comercio en el vecino país.
“Muchas de las personas conocen este paso como la tijuanita del sur, donde pasa de todo, pero al mismo tiempo no pasa nada, realmente nos las vemos duras al pasar la mercancía, todo es cuestión que la corriente del rio nos ayude, a veces ni se puede trabajar porque sube de nivel su cauce, llevamos varios años trabajando de esto, para algunos es ilegal, pero para nosotros es el pan de cada día en nuestras mesas, no nos importa morir en el intento, nos preocupa morir de hambre”, relató.
Otra de las personas dedicadas a cruzar mercancía a través de las cámaras de llantas de tráileres, Rubidelio Martínez constató que una vez más el introducir la gasolina y algunos productos de la canasta básica hacia Guatemala, es y será una minita de oro para los contrabandistas y para los Policías de Comercio Exterior, quienes acuden a la orilla del río Suchiate para recibir su participación para hacerse de la “vista gorda”.
“Diariamente hay personas que son policías o se hacen pasar por autoridades, nos piden dinero a cambio de dejarnos trabajar en pasar de un lado a otro la mercancía que la gente trae, la gente nos paga en pesos o quetzales dependiendo, cobramos alrededor de 10 quetzales por persona más la carga que traigan, si es mucha les cobramos hasta 20 quetzales más, mientras que a los que nos pagan en pesos son 15 pesos por persona y 30 pesos por la mercancía, no usamos nada de protección para pasar, lo que nos interesa es ganar dinero para mantener a nuestras familias”, agregó.
De acuerdo con información extraoficial obtenida, se pudo saber que es una tarea compleja evaluar la dimensión real del problema que impera todos los días por debajo del puente que conecta con Guatemala, debido a su naturaleza clandestina y a la dificultad para determinar cuándo esta irregularidad es facilitada por contrabandistas.
Sin embargo, el gran número de balseros dispuestos a correr riesgos en busca de una vida mejor, cuando no pueden trasladar su mercancía por vías legales, brindan una provechosa oportunidad a los delincuentes para explotar su vulnerabilidad.
Cabe resaltar que el problema es cada vez más grave sin que las autoridades mexicanas ni guatemaltecas hagan algo para contener el tráfico ilegal de combustibles pese a que en ambos lados de la frontera existen patrullajes policíacos y militares que son omisos ante el fenómeno delictivo, pues en muchos de los casos los comercializadores sufren malos tratos durante el proceso de traficar y tienen que soportar las condiciones muy difíciles para no morir de hambre.
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