Rubén Zuñiga/Diario del Sur
CHIAPAS.- Ahora, aquí, en este rincón de México, aunado a los ataques de pillos, vejaciones de coyotes y extorsiones de los migras, los migrantes centroamericanos que desean llegar a Estados Unidos, ya no encuentran un refugio donde aliviar el calvario que sufren tras salir a pie, desde sus tierras de origen; el único albergue que hay, está saturado.
Ahí, los migrantes duermen en las vías, a flor de tierra o en las banquetas. Sufren intensos dolores por ataques de delincuentes o por los cientos de kilómetros que tuvieron que caminar desde Suchiate, hasta Arriaga.
Y es que en este 2012, se ha registrado que el flujo de migrantes ha incrementado. De eso da cuenta el sacerdote católico y director de la Casa del Migrante Hogar de la Misericordia, Heyman Vázquez Medina.
"Sí ha aumentado el flujo de los migrantes, llega el doble de ellos, porque antes diario llegaban 30 o a veces hasta 40 migrantes; ahora recibimos 80 o más migrantes, así que va aumentado el flujo, ellos (los migrantes) dicen que no hay trabajo en su país", informó el también activista de Derechos Humanos.
El padre, de tez morena, sudoroso por el intenso calor que se percibe en el municipio del sudoeste chiapaneco, reconoce que ahora puede existir una razón para que se movilicen migrantes menores de edad, quienes podrían ser víctimas de las Maras que aún operan en países centroamericanos.
"Hay muchos menores de edad que han llegado aquí, que los hemos enviado con el ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), o con la COMAR (Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados), porque sus vidas ha estado en peligro. Ellos huyen porque los quieren obligar a que entren a formar parte de estas bandas delictivas, mientras otros porque a veces vieron que mataron a determinada persona y los andan buscando y no quieren ser testigo, mientras otros simplemente vienen para evitarse problemas, por todos los peligros que existen en sus países".
Al tiempo de señalar que otros han expresado que otro de los motivos es que "las bandas delincuenciales les cobran un impuesto por dejarlos trabajar, el cual llega a subir más que lo que realmente ganan en sus países, por lo que sus negocios ya no les dan, por lo que para evitar trabajar solo para las cuotas de los maras optan por cerrar sus trabajos, y para evitar que los maten se vienen para el norte".
SECUESTRADORES DISFRAZADOS DE MIGRANTES
Heyman Medina da un sorbo al agua que lleva en una botella de plástico, y habla sobre el porqué ahora en el albergue que dirige se han colocado cámaras al interior y exterior del recinto para migrantes.
"Tuvimos aquí a muchos secuestradores, los migrantes que pasaban nos decían que en Tierra Blanca, los habían secuestrado, esto después de haber pagado un rescate, así que nos decían que dos de los secuestradores estaban aquí, eran de los secuestradores, incluso algunos que venían", dijo.
Y abundó: "nos decían que era un secuestrador, que había visto como mataron a tantas personas. Entonces hasta las autoridades vinieron a detener a esos secuestradores, que estaban aquí hospedados, por eso vimos que eran necesarias las cámaras", emitió.
El sacerdote católico dijo que las mujeres son las más vulnerables, por eso al interior del albergue existe un espacio sólo para las féminas, "aquí llegan señoras que van con sus bebés de uno o dos años, es terrible ver a las mujeres que van dando de amamtar arriba del tren", señala.
Reveló, que el 90 por ciento de los gastos del albergue salen de la parroquia de Arriaga y el 10 por ciento restante se obtiene de la autoridad o de personas altruistas, no de organizaciones internacionales.
"Yo agradezco a la comunidad de Arriaga, que no me han reclamado, por el contrario han colaborado, me permiten hacer esta labor", dijo.
Heyman Medina reconoció, que "el trato a los migrantes ha mejorado un poco, pero siguen las violaciones a las mujeres en el camino, las autoridades federales siguen extorsionando a los migrantes, la delincuencia común les roba y les golpea en menos proporción, pero no todos están bien, así que sigue siendo un calvario, porque tienen que rodear las garitas de Migración, los retenes de la policía federal o de los militantes, porque le tienen miedo a la autoridad y es en ese rodear donde tienen que caminar muchísimo, por lo que cada migrante que llega al albergue, al arribar lleva los pies con ampollas, tiene infecciones estomacales porque toman agua en el río, por lo que siempre al pasar por Chiapas es difícil, no es fácil, porque se tiene que caminar mucho".
NO DEBO NADA
El padre Heyman Vázquez, desde 2004 ha brindado ayuda a los migrantes, así que aseguró no temer por su vida.
"Yo no temo por mi seguridad, tengo la consciencia limpia, estoy haciendo bien, no estoy haciendo daño a nadie, si en un momento la delincuencia organizada siente que lo estamos afectando por hacer el bien, el bien siempre lo tenemos que hacer, aunque eso afecte los intereses de alguien", expresa.
El defensor de los migrantes en Arriaga, expuso que no se detendrá y continuará en búsqueda de hacer visible los problemas que sufren los migrantes, así que "no podemos renunciar por amenazas, ni por nada".
El prelado consideró que "el Estado mexicano tiene la obligación de dar seguridad a quien ingresa al territorio".
Asimismo, declaró que el albergue da atención alimentaria, hospedaje, es un espacio para ayudar a los migrantes y de salud a través del Gobierno del Estado, aunque de momento se encuentran detenidos estos servicios por falta de recursos.
Añadiendo que en breve el albergue Hogar de la Misericordia, contará con consultorios de "Médicos Sin Fronteras", así que también ofrecerá atención médica a los migrantes.
El sacerdote, exhortó a la sociedad a ser sensible ante el fenómeno migratorio que es complejo, "yo creo que cuando profundizamos el tema de la migración, los problemas económicos, de miseria, de pobreza, cuando uno los conoce, dices: 'yo haría lo mismo si estuviera en tu lugar' y es un derecho que tiene de buscar una mejor vida, así que ayudemos a los migrantes.
Al gobierno le pedimos que sea sensible, lo invitamos a que atienda el tema migrante, porque con tanta corrupción, con tanta dureza de corazón, nunca va a ceder, así que la sociedad debemos unirnos para que el gobierno cumpla con la ley y vele por los derechos humanos de todos, especialmente por los más vulnerables".
En este albergue los extranjeros, pueden descansar 72 horas; reciben alimentación y atención médica si es necesaria, todo de manera gratuita. Al ingresar, son revisados para constatar que no porten armas, ni drogas, además las agujetas de los tenis se les pide que las quiten, a fin que no las utilicen como un arma para estrangular a sus compañeros. Además, el albergue cuentan con sanitarios, y un área de lavado.
"SÍ HAY ZETAS": MIGRANTES
Los migrantes que llegan al albergue "Hogar de la Misericordia", no sólo van en rumbo a Estados Unidos, algunos prefirieron dejar el sueño y regresar a sus hogares, porque señalan "está duro, hay secuestros, se ve de todo, imagínese lo que quiera, pero están los de la última letra más adelante haciendo de todo", dice uno de los migrantes quien señala estuvo a punto de ser secuestrado.
"Yo renuncié, yo vi como los levantaron a dos muchachos, supuestamente los de la última letra, y eso que estábamos muy cerca de llegar a Estados Unidos, estábamos en Piedras Negras, cerca de un lugar que se llama Eagle Pass".
El joven, quien aseguró ser de Honduras, de la comunidad de La Paz, declaró "yo voy de regreso, voy con mi familia, porque ya para arriba ya no le sigo, porque está muy peligroso, yo llegué hasta Piedras Negras, pero ahí hicieron una matazón, así que mejor me regresé, me vine por mi cuenta pidiendo aventón".
El migrante, sucio y con una gorra negra con logotipo de los Yanquis, sólo se quedó con un par de sandalias y reconoció que "la inseguridad es el problema, imagínese lo que quiera, está muy feo".
En el albergue también hay otros migrantes, uno de ellos cuenta que tuvo que caminar cinco días desde Huixtla hasta Arriaga, trayecto que se puede realizar en vehículo en menos de tres horas, pero "tuve que caminar por la vía, hoy no alcance el tren, pero yo me voy mañana, caiga como caiga, no sé cómo me voy, pero me voy", señala.
El migrante salvadoreño, no teme que las bandas delincuenciales lo secuestren, y aunque no tiene familiares en los Estados Unidos, señala "yo tengo que pasar, tengo que llegar".
Uno más de los migrantes, quien dice responder al nombre de Marvel, viaja acompañado de un jovencito que asegura tener 18 años de edad cumplidos, pero que por su complexión se observa que es un menor de aproximadamente 15 años de edad.
Ambos, tuvieron que caminar desde Suchiate, así que el joven señala "los pies los tenemos algo hinchados de tanto caminar, porque desde que entramos a México hemos caminado, y con la gracias a Dios no nos ha pasado nada".
Los salvadoreños pasaron por Tapachula y reconocen que la pasaron más o menos bien porque "se sufren un poco el hambre, pero como hay necesidad hay que darle para adelante".
Ambos migrantes, observan el mapa que cuelga de unas de las paredes del albergue, se miran uno a otro y señalan el municipio de Arriaga, ven con ilusión, pero a la vez con mucha tristeza el largo camino que aún tiene que recorrer para llegar a la Frontera de México con Estados Unidos.
Y LOS QUE SE QUEDAN EN LAS VÍAS
Existen otros migrantes que al no lograr pasar Chiapas o sufrir el cobro de la "bestia de acero" nombre que le dan al tren, por haber amputado o lesionado las extremidades a varios de ellos, se han quedado varados en las inmediaciones de las vías del tren entre Arriaga y Oaxaca.
Uno de los migrantes, que a pesar que luce varios tatuajes en el brazo, asegura que no es pandillero y que buscaba llegar a Estados Unidos, pero fue lanzado del tren cuando este se encontraba en movimiento, pero para su fortuna, sólo presenta golpes en el cuerpo, rostro y en el tobillo izquierdo.
"Me tiraron del tren, por eso ya no me pude ir, pero aquí encontré a varios compañeros de viaje, así que estoy esperando recuperarme para salir de aquí, pero si quiere vea mi pie, el tobillo lo tengo hinchado, está sucio porque estuve caminando varios días", indicó.
Otro de sus compañeros duerme sobre las vías. Los durmientes fríos de acero, son su almohada. Uno más de los extranjeros se niega a ser fotografiado, aunque expone que ya no pudo abordar el tren, debido a que "me pelee con mi hermano y me dejó aquí dormido, así que estoy esperando que salga de nuevo el tren, a ver cuándo, pero yo de aquí no me muevo".
Otro de los migrantes, que dicen declinó llegar a Estados Unidos. Ahora se emborracha constantemente, bebe aguardiente "la bestia me amputó la pierna hace ya siete años, pero aquí estoy, aquí sigo, no tengo a dónde ir, no quiero regresar, aquí estoy bien", expresa mientras saca de la bolsa izquierda del sucio pantalón de mezclilla una botella de licor barato.
Para los arriaguenses ya es natural observar a los migrantes, no los ayudan, pero pasan a varios metros de ellos, mientras los extranjeros esperan subir al lomo del tren para lograr su sueño: una vida mejor en Estados Unidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario