La amiga de hoy, la res de mañana… Es común, al menos entre la gente vulgar y común que, cuando una persona rompe o termina con alguna relación íntima de amistad, lo primero que hacen es buscar al peor enemigo de esa “persona” con quien acaba de romper, para despotricar y aliarse con el enemigo de manera facinerosa. Esa actitud es característica de las personas que nunca han sabido qué es el amor, porque viven aparentando cuando en realidad tienen el alma avinagrada…Es un acto semejante al del esposo que le dice “a la otra” –que su esposa está llena de asquerosas bolas, de celulitis y que le queda muy grande- ¡Cómo despotricar de una persona que amamos o que nos amó…? La gente que no sabe respetar ese tiempo de amistad y lo que busca es vengarse, despotricar y escupir al cielo lo que aquella amiga le confió en los “buenos tiempos”, debe vivir en un purgatorio eterno por causa del desamor o una pena muy grande. Sí, aquella persona que nunca ha amado y no conoce el valor del amor, mucho menos sabrá del valor de la amistad, aunque hable siempre dulcemente de ese valor; esa persona generalmente puede hoy despotricar del esposo y exponer al público sus bajezas pero pocos días después, ese hombre que tres días antes era para ella el peor de los humanos, es hoy el buen amante que solo a “ella” quiere ¿Y todo lo que dijo de él con sus amistades…? Pero así es el mundo en el que vivimos, entre amigos nos ocurre que quien hoy nos alaba dulcemente, el día de mañana con la misma miel de sus labios desea matarnos. ¿Cómo entender entonces ese tipo de sentimientos? No, nunca vamos a entenderlo, así es la naturaleza de la gente vulgar y ordinariamente común, esa es la verdadera diferencia de clases que se descubre entre quienes conocen el verdadero valor de la amistad y por lógica del amor, y de quienes han vivido en un mundo subterráneo o vienen de hogares primitivos. No es nada personal, es simplemente el recuento diario de lo que vivimos cotidianamente. A pesar de que los grandes autores hacen a un lado todo tipo de sentimentalismos aseguran que, el ser humano, todos los días y a cada instante está en constante lucha, decidido a conquistar por ser el mejor, incluyendo en este concurso a su hermano, por lo que el fenómeno de “Caín y Abel”, es común encontrarlo entre muchos que llevan la misma sangre, pero distinto soplo del alma y sentimiento ¿Sí me entiende verdad? Porque luego suelo ser muy abstracto y uno que otro lector no me entiende, pero más porque no quiere que por el alma cauterizada. Así es, la guerra diaria no se da en política ni en grupos religiosos, sino entre la gente común y vulgar que desea “ser mejor”, entre esos que desean figurar agrupándose o haciéndose notar porque son muy machos y porque tienen a la esposa domesticada, se dan el lujo de declararle la guerra y humillarla hasta conseguir que ésta se rinda porque sino, se queda sin esposo y de paso pierde el respeto de los hijos. No es una novela del canal 13, es lo que ocurre rutinariamente en nuestra vida social, en donde sino se nota el poder, la amistad es más falsa que un billete de 15 pesos. La amiga de hoy, es la enemiga de mañana, el amor de hoy es el desgraciado del día siguiente y quien hoy te coloca en un pedestal y te llena de flores, mañana desea, pero llevártelas al panteón. Así es la vida cotidiana, así es la gente vulgar y ordinariamente común que cree tener todo en la vida, menos amor, solo eso. Y es que a diario vemos a muchas personas que de la noche a la mañana se hermanan con la amiga, no desean dejarla un solo instante, se llaman para todo, se comparten todo, se visitan o frecuentan tanto que esa miel de amistad se vuelve un panal. ¡Ojo, mucho ojo! Porque ese par de amigas están en peligro constante, ya que la amistad se convierte en un lazo tan fuerte que se confían los secretos más peligrosos, las intimidades y todo lo que ocurre en la vida de ambas. A ningún esposo travieso le gusta que su esposa tenga amigas “intimas”, sobre todo porque sabe que el peor enemigo puede tenerlo en casa y porque esa amiga no se tocará el alma para decirle a su amiga, casi hermana o comadre del alma, que su esposo, el mismo en quien ella desconfía por sobradas razones, visita otra casa en donde pulula una dama joven y embarazada. Así que aquellas amigas tendrán que separarse y como la separación duele, a la comadre le molesta que su amiga, casi hermana, no se atreva a actuar como una mujer que, antes que hijos y esposo, tiene dignidad. Se desata entonces una guerra entre ambas en donde el marido salta a la fama, se convierte en la manzana de la discordia pero la esposa no tomará su papel decente, sino que seguirá siendo la misma cortesana dominada por un hombre y porque según ella, es el padre de sus críos. La amistad es un valor hermoso, sin embargo debo calificarlo como peligroso porque solo pocos saben dosificarlo y la mayoría lo usamos sin cuidado alguno, nos confiamos y al volvernos sinceros pueden ocurrir dos cosas, o nos aceptan con ese grado de peligrosidad o nos demuestran que no son transparentes. La gente busca socializar y desea tener amigos porque no lee, tiene el alma vacía, está sola y su mundo vulgar se reduce al trato diario a través de una charla, no sabe hacer otra cosa y vive en un mundo pequeño en donde desea transitar acompañada de “amigas” o de amigos. La escasez de lectura es el causante de que la gente viva en un mundo bofo, vacío, sin ninguna ambición más que la de figurar en el mundo como un ser que posee amor, poder, liderazgo, que posee mucho cuando en realidad no tiene nada y transita en un mundo hueco con pequeños saltos a la fama que no duran más de cinco minutos…. Hace poco una amiga estaba muy molesta porque su mejor amiga es valiente y nunca permitió que el esposo la siguiera usando como bacinica, tal y como muchos usan a sus esposas. Claro que nunca se lo dijo, pero en silencio y en el fondo deseaba ser como ella, su casi comadre, solo que no se atrevía porque tenía miedo, nunca había tenido el valor para enfrentar al esposo, porque éste le aplicaba un tormento silencioso que la esposa terminaba rogándole, pidiéndole perdón y buscándolo de noche para que le hiciera caso y, cuando éste la tomaba y la poseía, mi lectora terminaba con remordimiento de conciencia porque descubría que no amaba al esposo, sino que lo odiaba pero no se atrevía a dejarlo por esa dosis de sexo que le daba cada quince días… Así que rabiosa consigo mismo un día despotricó de la comadre casi amiga, se buscó a las enemigas de ésta y les rajó todo lo que en la intimidad le había contado. Actuó como las cortesanas de burdel barato, pero ese era su perfil, así que la amiga ni se acercó reclamarle ni mucho menos le tocó el tema, simplemente cuando se enteró dijo –Pobre de mi comadre, porque mientras yo vivo y duermo feliz, ella duerme con un enemigo que en cualquier momento dará el golpe final a su vida miserable- La amistad así como el amor, son dos valores que se hicieron para violarse, jugar con ellos, aprovecharse y porque no, tomarlo como entretenimiento cuando el vacío del alma aflora y no se puede más. Los amigos deberíamos de respetar la amistad, al menos guardar celosamente ese tiempo de bonanza y no despotricar del ex amigo y menos, buscar al enemigo de éste para involucrarlo en un conflicto gratuito, pero la naturaleza de la gente desgraciada es esa y no lo entenderá nunca , por lo mismo despotrica del esposo y confía con sus amigas sus intimidades, sin saber que ese trozo o episodio se podrá usar en su contra, sin calcular o medir que, sea lo que sea, el esposo, seguirá con ella ¿Tengo o no razón? Hace poco una lectora me contó a través de una carta sobre una comadre quien, en medio de una guerra marital, vociferó tanto del esposo y sacudió las sábanas de su recamara que incluso exhibió rabiosamente que el marido no tenía ninguna virtud en la cama, que no tenía incluso tamaño y que una salchicha tortera, era mejor o al menos ofrecía algo con sabor. El marido se enteró y claro que le dio mucha vergüenza pero no actuó como ella cuando podía decir que su esposa ya estaba tan floja que ni el esfínter le respondía, así que prefirió callarse y cuando las aguas se calmaron volvió con ella; humilde le pidió perdón y trazó sus planes como lo hubiera hecho Maquiavelo. A partir de ese día se portó como un hombre nuevo, cariñoso y ejemplar, tanto que se convirtió en la envidia de muchos y muchas deseaban un esposo como él. Cuando se pulió esa nueva imagen y ganó fama, echó a andar su plan y comenzó a dosificar a la esposa; le servía todos los días una agüita de limón que él preparaba con vodka, chocaban juntos sus copas y la esposa sentía morirse de felicidad. Lo que ella no sabía es que esa limonada estaba hecha con una cantidad pequeña de toloache que el marido iba ministrándole hasta conseguir su objetivo. La historia termina como usted ni se imagina, la esposa fue perdiendo poco a poco la voluntad hasta que un día no pudo levantarse de cama, llegaron todos los médicos pero nadie ofreció un diagnostico real, y conforme pasaron los días su mundo se fue reduciendo y fue perdiendo la realidad del tiempo, comenzó a desconocer a todos hasta que debutó dando un espectáculo que tuvo que ser internada en un manicomio. Ahí está ella, con cuidados profesionales mientras que el esposo vive feliz con su amante de 18 años. Y todo porque no sabemos darle respeto a ese tiempo de amistad guardándolo como algo “hermoso”, como cuando recordamos a un hijo o un amor muerto. Pero la gente no sabe ser prudente; le gusta hablar, goza vengándose escupiendo al cielo, le encanta desvirtuar el valor de la amistad, del amor y al final… ¿Quién sufre, ella o usted? ¿Quién duerme tranquila la víctima o el victimario? Para comentarios Escríbeme
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