Armando Orta / Noel Vergara
Tras el enfrentamiento en el Penal de Reynosa que dejó un saldo de 21 muertos, el secretario de Seguridad Pública en Tamaulipas, José Ives Soberón Tijerina, confirmó el traslado de 31 reos problemáticos al centro penitenciario de Altamira. Además, reiteró que el director del reclusorio, Carlos Hernández Vega, fue cesado de su cargo al igual que los jefes de seguridad y personal de custodia de este centro penitenciario, y se encuentran bajo investigación, porque presuntamente permitieron el ingreso de armas blancas y de fuego. Como responsable interino del penal permanece Ronaldo Rivas Carrillo, en tanto se analiza cuál será la persona indicada para asumir la dirección. Soberón Tijerina señaló que el traslado de internos del fuero común y federal se efectuó en medio de un fuerte dispositivo de seguridad y desde las cinco de la madrugada, con la participación de la Policía estatal y federal. Indicó que a Ciudad Victoria se condujeron a 21 reclusos, y 30 al penal de Altamira, porque los penales son más amplios y con mayor seguridad. A su vez, el encargado del área jurídica del Centro de Ejecución de Sanciones de Reynosa, Apolonio Villarreal, reconoció que algunos de los internos trasladados tienen relación con los hechos violentos ocurridos la madrugada del lunes en el penal, y otros más cuentan con antecedentes conflictivos. En punto de las 15:50 horas de ayer, desde lo lejos de la carretera Tampico-Mante, justo en la intersección con el camino a Estación Colonias, se vio la caravana de vehículos y patrullas que transportaban a los 31 reos procedentes de Reynosa. Se trataban de las farolas de las patrullas de la Policía Especial de Tamaulipas. Eran 23 unidades, entre ellas, tres camionetas Chevrolet Express propiedad del gobierno del estado. Sin traer las torretas encendidas, los automóviles que encabezaban el convoy y que se trasladaba a una velocidad moderada, se detuvieron en medio de la carretera para impedir el paso a las unidades que transitaban en sentido contrario. Enseguida giraron hacia la izquierda para dirigirse a la aduana del Cereso Regional de Altamira, donde ya los esperaban los custodios de guardia. Ahí pararon, pero sólo tardaron unos cuantos segundos en informar el motivo de su visita. La autorización se dio de inmediato desde la dirección. La caravana de patrullas de inmediato se introdujo, a lo que se conoce como la garita, donde hacen una revisión a los reclusos que ingresan, así como a sus pertenencias. Tras el ingreso de la última unidad, las puertas fueron cerradas.
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