lunes, 28 de abril de 2008
Censura, un mal que aqueja en pleno siglo XXI
http://www.hechos.tv/1271.htm
25 de abril de 2008Con información de Vicente Gálvez (FIA)
La tentación de censurar por parte de quien tiene poder es tan vieja como la historia de la prensa en México, y en pleno siglo XXI continúan las intentonas. Aunque la libertad de expresión quedó plasmada en los artículos VI y VII de la Constitución de 1917 que nos rige actualmente, lejos estamos de que esta sea una realidad.
El presidente Lázaro Cárdenas sentó las bases para el control de la prensa escrita cuando en 1935 creo por decreto la Productora e Importadora de Papel SA, único proveedor durante décadas de la materia prima, también creó el Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad para centralizar la información del gobierno.
Sus sucesores sofisticaron los métodos de control a la crítica como la creación de la Dirección General de Información o los departamentos de prensa en las secretarías de Estado.
Miguel Alemán utilizó su poder como secretario de Gobernación para hacerse de la línea editorial de Novedades y llegar a la Presidencia de la República.
Curiosamente dentro de su sexenio se estableció el 7 de junio como Día de la Libertad de Expresión, festejo encabezado por el presidente, faltaba más, que se mantuvo hasta la administración de Ernesto Zedillo.
Durante gran parte de los gobiernos priístas la Secretaría de Gobernación se encargó, a través de recomendaciones amistosas y a veces no tanto, de solicitar a estaciones de radio y de televisión, se abstuvieran de transmitir tal o cual programa o comentario. Ninguna película llegaba a una sala de cine sin antes pasar por las tijeras de Bucareli.
Ni La Diana Cazadora escapó a la censura de la esposa del presidente Ávila Camacho quien mandó ponerle un taparrabo.
Inconforme con la crítica del periódico Excélsior, el gobierno de Luis Echeverría boicoteó, con el retiro de la publicidad oficial y privada, las finanzas del diario, después vino el golpe.
López Portillo acuñó en su administración la frase "no pago para que me peguen". El destinatario la revista Proceso, la cual además de boicot publicitario, también sufrió en varias ocasiones la inoportuna distribución de papel.
Ahora desde el legislativo regresa esa tentación de ponerle un bozal a la prensa. Iniciativas que buscan que a los funcionarios públicos no se les critique, no se les señalen sus errores.
Lo que olvidan los enemigos de la libertad de las ideas, es que sus ataques no son contra los medios, sino contra toda la sociedad.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario