miércoles, 5 de marzo de 2008

HOMO VIDENS LA SOCIEDAD TELEDIRIGIDA

F. ZAPPA La característica más sobresaliente de la cultura contemporánea y muy probablemente de un futuro inmediato es , sin lugar a dudas, la influencia desmedida de los medios audiovisuales en el homo sapiens. Este es el contexto fundamental del HOMO VIDENS (La Sociedad Teledirigida), escrito por el italiano ensayista y politólogo, Giovanni Sartori. El status del hombre actual se manifiesta en leer cada vez menos libros y periódicos y conformarse con ver televisión y escuchar la radio, lo más cercano que existe a la lectura hoy en día es ver revistas de escándalos y espectáculos. Como consecuencia de ello, los masa media -televisión, se convierten en la única, principal y casi exclusiva fuente de formación e información de la ciudadanía. Irrumpe también, con mucha fuerza, un incipiente deseo de desarrollo intelectual, o de tan solo motivar la inteligencia natural del ser humano. Sartori intenta dar respuesta al incierto futuro en la comunicación social que se está configurando hoy en día. Actualmente vivimos en un sistema dónde predominan los individuos solitarios; sin embargo, el desarrollo de la comunicación intrapersonal es cada vez menos personal, la televisión se convierte en el vehículo universal de transmisión de información, desde los países promotores de la globalización, que son los económicamente dominantes, hacia el resto del planeta. El autor del Homo Videns, es tajante en sus convicciones. En su crítica al poder de la televisión y de la cibernética, niega las posibilidades de la información audiovisual como fuente de formación. Ésta anula la posibilidad de hacer abstracción de los conceptos aprehendidos y de configurar nuevas ideas, postulados y procesos de desarrollo intelectual. Anula la capacidad de reflexión del ser humano. La cultura, por tanto, se vuelve superficial, con abundancia de imágenes pero escaso contenido. La sociedad, por tanto queda, a juicio del productor y en manos del poder audiovisual. A partir de estas cuestiones, teoriza sobre las posibilidades de los medios audiovisuales tanto para informar como para crear o contribuir a transmitir la opinión pública. Sartori niega a la televisión cualquier posibilidad de transmisión de una opinión pública real, en tanto en cuanto, según el intelectual italiano, son los propios medios audiovisuales los creadores de las diferentes corrientes de opinión, que luego se encargan de presentar cómo la opinión de una determinada sociedad. Por otra parte, no es menos favorable a concederle al medio televisivo unas mínimas posibilidades informativas. Califica a la televisión de reduccionista, porque coge una realidad determinada y la simplifica y reduce al máximo para transmitirla. Y utiliza dos términos para definir el medio: "subinformación", en tanto que los mensajes son extremadamente resumidos y simplistas, y "desinformación" porque, a menudo, se utiliza para dar una información "amañada", de acuerdo con las convicciones de los que ostentan el poder, y también en función de lo que éstos desean transmitirnos. Como consecuencia, la información en manos del pueblo es cada vez más carente de contextos, así mimo, a la sociedad se le pide más participación y se produce el tránsito de una democracia representativa a una directa. Pero, ¿cómo se puede opinar y participar sin tener un criterio previamente formado?. O mejor, ¿qué tipo de participación se pide cuando existe un criterio, pero alimentado a la caridad de corrientes de opinión previamente estructuradas a través de los medios de comunicación dominantes?. Como ilustrativo, el autor italiano recoge un dato: en occidente las personas políticamente formadas o interesadas en los asuntos internos de su entorno son entre un 10 y un 25 por ciento. Las que realmente tienen competencia se reducen a entre un 2 y un 3 por ciento. Lo que Sartori nos esta diciendo es alarmante y desastroso. Con la certeza de encontrar una posible salida, a éste le resulta imposible desarrollar una fórmula que redima la televisión. Las tesis que sostiene con convicción a lo largo del libro, se condensan en las siguientes líneas: "Mientras la realidad se complica (…) las mentes se simplifican y nosotros estamos cuidando a un video-niño que no crece, un adulto que se configura para toda la vida como un niño recurrente (…) Nos encontramos ante un demos debilitado, no solo en su capacidad de tener una opinión autónoma sino también en el sentido de una grave pérdida de sentido social, por ende hoy en día , la mayoría de los jóvenes consecuentes a la generación del Videns, padecen una notoria inmadurez emocional". Se crea, de este modo, una "multitud solitaria", una "soledad electrónica", dirigida por los que tienen el poder televisivo. Se anula el valor del medio como instrumento democrático, porque necesariamente para que la democracia sea eficaz y beneficiosa para las masas, estas deben de ser educadas. La sociedad deriva entonces hacia una era de "post-pensamiento", de pérdida de la capacidad de pensar. Para Sartori es una situación comparable a la Baja Edad Media. Y de la cual vaticina que será muy costoso retornar. En mi opinión , la reflexión de Sartori me resulta original e interesante, principalmente su acostumbrada mención sobre la influencia del llamado "cuarto poder" en el desarrollo cultural contemporáneo; sin embargo, me resulta dogmático creer en la negación casi absoluta que hace el autor, al referirse al desarrollo de los posibles valores formativos de los medios audiovisuales. ZAPPA

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