domingo, 4 de noviembre de 2007
Cientos de miles de mexicanos huyen de las inundaciones de Tabasco
Ahora el temor es que aparezcan brotes infecciosos ante las malas condiciones higiénicas
VILLAHERMOSA (MÉXICO), 3 (EP/AP)
Los servicios de rescate continúan trabajando utilizando helicópteros y embarcaciones para evacuar a los miles de mexicanos que seguían hoy atrapados por las devastadoras inundaciones que afectan al estado mexicano de Tabasco. Hoy, además, comenzó a llover de nuevo en la costa del Golfo de México mientras comienzan a producirse saqueos y crece la alerta ante una posible crisis sanitaria.
El presidente mexicano, Felipe Calderón, que ayer viernes recorrió la zona de las inundaciones desde el aire, manifestó que se trata de uno de los peores desastres naturales de los últimos tiempos en el país. En los refugios de emergencia permanecían cerca de 69.000 víctimas de las inundaciones, pero decenas de miles más abandonaban el estado de Tabasco debido a la creciente escasez de alimentos, agua y electricidad.
Aunque han llegado toneladas de alimentos y medicamentos a bordo de aviones y camiones, las tiendas tenían poca comida y agua en la capital de Tabasco, Villahermosa, donde caía una lluvia intermitente.
La Marina evacuó ayer viernes a cerca de 5.500 personas, según explicó el capitán Benjamín Mar. Algunas de ellas estaban enfermas, ya que se vieron obligados a permanecer días sobre los tejados a la espera de rescate.
Una semana de intensas precipitaciones provocó que los ríos crecieran y se desbordaran y sumergieron bajo las aguas aproximadamente un 80 por ciento de la región Tabasco.
Las calles de Villahermosa recordaban a las anegadas calles de la ciudad de Nueva Orleans, arrasada tras el paso del huracán Katrina. En ambas ciudades el agua turbia llegaba hasta la altura de un techo de un segundo piso y la gente esperaba ser rescatada en medio de la desesperación.
Las autoridades informaron de al menos un muerto y suspendieron el suministro de casi todos los servicios, incluyendo el de agua potable y el de transporte público. Más de 900.000 personas, casi la mitad de los dos millones de habitantes del estado, vieron cómo sus viviendas quedaron inundadas o dañadas.
Los alimentos escaseaban y el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Mauricio Hernández, advirtió sobre posibles brotes de cólera y otras enfermedades derivadas del agua en mal estado. Hernández explicó que existen posibilidades de que se propaguen enfermedades infecciosas y cerca de 150 hospitales y clínicas del estado permanecían fuera de servicio debido a las inundaciones.
Calderón ordenó un despliegue de las Fuerzas Armadas y la Policía Federal Preventiva para que mantengan el orden e impidan saqueos, pero una radio local ya ha informado de que un grupo de residentes desesperados había comenzado a saquear supermercados.
Las carreteras que no estaban cubiertas de agua permanecían atascadas por automóviles, ya que los residentes de Villahermosa intentaban salir y huir hacia otras zonas menos afectadas.
La mitad de las gasolineras de la ciudad estaban fuera de servicio, pero el éxodo parecía ordenado y no se registraron hechos violentos. Al menos 6.000 personas huyeron a refugios en Coatzacoalcos y la vecina población de Minatitlán, ambos en el estado de Veracruz y miles más permanecían refugiadas en casas y hoteles.
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