martes, 25 de septiembre de 2007

EDITORIAL

La fiesta cívica busca eficientar la democracia y la justicia con el respeto a los derechos y garantías individuales, sin ser objeto de secuestro por parte de Partidos Políticos o Candidatos que se abocan al desprestigio, ocasionando el incremento de un abstencionismo que solo genera desconcierto y carencia participativa en diversas generaciones de habitantes mermados entre niveles socio-económicos. Las campañas electorales deberían ser reguladas para evitar confrontaciones. La población aclama respeto y busca que fluyan las propuestas, lejos de la diatriba y el golpe bajo que involucra a la sociedad. Es momento de hacer reflexiones y evitar que la idiosincrasia de candidatos inconcientes repercuta en la desigualdad y anti-democracia que ningún pueblo, sociedad, masa o país quiere. Como Tapachultecos y Chiapanecos, las líneas están encaminadas a fomentar el respeto social, a lograr concertación y diálogo, por que sin las negociaciones y verdadera política no puede presentarse un desarrollo. Los cambios sociales, industriales, empresariales y agroindustriales, solamente podrán ser una realidad, cuando el ser humano entienda que la política nació para crear escenarios de negociación; para consolidar la unificación de grupos y de esa manera convertirlos en equipos de trabajo. Los liderazgos, tienen la responsabilidad de guiar en buen camino los comportamientos sociales, con el objetivo de evitar inestabilidad política que tanto daño ocasiona a los que más y menos tienen. De lo anterior nace la necesidad de saber cual es el verdadero objetivo de los que encabezan las campañas, cual es la tirada general de los candidatos. El objetivo persuasivo solo genera daño moral, que lejos de educar e informar sanamente, acrecenta el daño moral, siendo los irresponsables, aquellos que incrementan campañas de desprestigio. Las campañas electorales, deberán ser mejor que antes, y no peor que ayer; de allí la necesidad de buscar un mejor mecanismo que impulse un futuro diferente, un desarrollo democrático a beneficio de todos los habitantes de una localidad como la Perla del Soconusco. La fiesta cívica nace para consolidar la democracia, se crea para elegir a los verdaderos prospectos en búsqueda del desarrollo y no para los compromisos y negociaciones de un determinado grupo de ambiciones que no dejarán crecer a una ciudad con talento, riqueza y en proceso de desarrollo. Este 7 de octubre, vota por la mejor propuesta, por la mejor opción, por el candidato que no busque la confrontación, pero si el deseo de coadyuvar con el pueblo. Con este deseo se continuará con un mejor futuro a todos con equidad y justicia.

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